Los perros de Padura

Sí, los cerebros de Hugo y Nicolás también han sido atiborrados de sinrazones filosóficas, históricas y políticas para hacer inquebrantable su fe. Asimismo, sus personalidades y pensamientos propios desollados. Los cubanos les han imprimido la vieja máxima comunista según la cual, cualquier estrategia de lucha para mantener el poder, incluyendo destruir su país y vender su patria a «hermanos revolucionarios» extranjeros, siempre es «justa» y está históricamente justificada

María Teresa Romero

 

Cualquier estrategia para mantener el poder, incluyendo destruir su país es «justa».

Para nada me propongo comparar el entrenamiento al que Ramón Mercader, el asesino de León Trotski, fue sometido por parte de los estalinistas soviéticos, con las «asesorías» que el régimen castrista cubano impartió a Chávez y ahora imparte a Maduro, a objeto de mejor cumplir con sus «históricos» roles como presidentes de la Venezuela bolivariana y como líderes de la nueva revolución neocomunista continental.

Pero leyendo la extraordinaria novela del cubano Leonardo Padura, El hombre que amaba los perros, fue inevitable que mi imaginación volara hacia las clases teóricas, psicológicas, de actuación, y tal vez hasta físicas que probablemente nuestros revolucionarios tropicales han recibido durante las consultorías cubanas.

Por supuesto, insisto, nada que ver con las despiadadas y disciplinadas clases recibidas por el Soldado 13, quien se convirtió en un hombre de mármol, en una máquina de odio, en un títere con obediencia absoluta al país de los Soviets. En nada se parecen nuestros expertos y pupilos actuales, a aquellos férreos comunistas. Además de caribeños, bochincheros y relajados, ahora deben moverse en un ambiente de apertura, globalización y pragmatismo.

Mas, también se trata de adoctrinamiento y manipulación, impartido por asesores con un buen «know how» comunista, adquirido durante más de 50 años de dictadura y por parte de los mejores agentes de inteligencia y formación de los socialismos reales del siglo XX.

Sí, los cerebros de Hugo y Nicolás también han sido atiborrados de sinrazones filosóficas, históricas y políticas para hacer inquebrantable su fe. Asimismo, sus personalidades y pensamientos propios desollados. Los cubanos les han imprimido la vieja máxima comunista según la cual, cualquier estrategia de lucha para mantener el poder, incluyendo destruir su país y vender su patria a «hermanos revolucionarios» extranjeros, siempre es «justa» y está históricamente justificada.

Guardando las distancias, son otros de los perros descritos magistralmente por Padura.

Salir de la versión móvil