El consumismo exacerbado que suele dar la bienvenida y acompañar hasta el final la temporada navideña parece cosa del pasado; los altos costos de los ingredientes para elaborar las hallacas, la escasez de pernil, lo elevado de las prendas de ropa, sin hablar de los numeritos que presentan las jugueterías, hacen que las tradiciones vayan perdiendo fuerza año tras año.
Esta situación es sentida tanto por los compradores que se quejan de los bajos salarios que apenas les alcanza para cubrir la canasta básica familiar, como por los comerciantes que se alertan al ver la merma en las ganancias.
Así lo comenta Luisiana Ojeda, trabajadora informal de las minitiendas de La Hoyada, en la capital mirandina, quien refirió que “el año pasado la venta estuvo muy floja y aunque prácticamente manejamos los mismos precios que en 2012, la gente estaba pendiente de adquirir otras cosas, y esa tendencia parece persistir en 2013”.
-Ya casi todo el mundo cobró sus aguinaldos, pero pocos están llevándose objetos para diciembre. Lo sé porque tengo compañeros que trabajan con la venta de artículos de la temporada como arbolitos, luces, adornos y cojines, y dicen que la gente ni siquiera se está asomando para preguntar las ofertas; o antes desde septiembre había movimiento en las ventas.
Por su parte, consumidores como Elena Morales, vecina del conjunto residencial Lagunetica, en Los Teques, expresan su preocupación para cubrir los gastos decembrinos. “Hace poco estaba leyendo que Venezuela figura entre los países con mayor inflación, pero no hay que ser economista para saberlo; con sólo ir a hacer mercado uno se da cuenta como cada semana todo aumenta de manera alarmante”.
-Por ahora sólo somos mi esposo y yo y nada más mi sueldo base, 4 mil bolívares, se va en mercado; mi esposo, que gana más que yo, se encarga de pagar el apartamento y los servicios. Si así nos alcanza para los gastos habituales no podemos inventar a final de año, pues con los aguinaldos pretendemos cambiar mi carrito que ya está viejo.
Como este testimonio, son muchos los que se preguntan cómo “estirar” el presupuesto para afrontar los gastos que suelen tener lugar en diciembre, sobretodo en aquellas familias donde hay niños, a quienes se les acostumbra comprar los “estrenos” y los juguetes que le piden al Niño Jesús, generalmente de precios elevados, pues están vinculados a la tecnología (teléfonos, computadoras portátiles y agendas electrónicas).
Comprando menos
Reconocidos economistas hablan del impacto de la inflación en la población venezolana, cuya capacidad de compra va en franco deterioro. Uno de los sectores que más sufre los embates de esta situación es el alimenticio, por lo que nadie se salva de las consecuencias que incluyen la mala nutrición de grandes y pequeños, pues hasta comer sano se ha convertido en un lujo.
“El lunes me comí mi primera hallaca en la calle. El año pasado la pagué en Bs. 40 y este en 60. Todavía no he podido hacer el plato en mi casa porque no he encontrado todos los ingredientes. Espero ir el domingo al mercadito de la avenida Arvelo para ahorrarme unos realitos; si está muy caro tendré que reducir a la mitad su elaboración. Eso sin contar lo que hace falta para preparar la ensalada de gallina y el pan de jamón que también están carísimos”, expresó Roraima Fernández, habitante de El Paso.
En cuanto a vestido y calzado, pese a las medidas económicas aplicadas durante las últimas semanas por el Gobierno, persisten los altos costos de las prendas de vestir para niños y caballeros; sin descartar que un nuevo aumento tenga lugar en vísperas del 24 y 31 de diciembre.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl