
En Cataluña, región ubicada al noreste de España, existen tradiciones navideñas muy características. Una de ellas es el Caga Tió (el tronco que hace caca), que consiste precisamente en un tronco al que se le colocan dos patas delanteras y se le pinta una carita sonriente. El Caga Tió está ataviado con un gorro de color rojo típico de las tierras catalanas, y tapado con una manta para que no se resfríe.
Suele llegar a los hogares es unas dos semanas antes de Navidad y, durante ese tiempo, los más pequeños de la casa le alimentan con frutos secos, con piel de naranja o incluso con la comida que ha sobrado en sus propios platos. Todos estos alimentos desaparecen cuando los niños no están delante, porque «se los come» el Caga Tió. Es importante que el tronco coma bien porque, cuanto mejor alimentado está, más generoso será.
La noche del 24 de diciembre la familia se coloca alrededor del Caga Tió y los niños le golpean con un bastón mientras cantan una canción popular. Por debajo de la manta el tronco va “cagando” dulces y pequeños regalos. Todo termina cuando el Tió “defeca” un diente de ajo, un huevo, un arenque o algo similar, lo que indica que el tronco no dará más dulces hasta el próximo año.