Un año después de la muerte de Hugo Chávez, decenas de dolientes visitan diariamente su mausoleo en la cima de una ladera desde donde se puede ver el centro de Caracas. Allí, en los cuarteles militares de hace un siglo, donde Hugo Chávez encabezó una intentona golpista en 1992, los restos de «El Comandante» descansan en una tumba de mármol flanqueada por soldados en uniforme de húsar que gustaba al héroe independentista Simón Bolívar, como una chaqueta ajustada adornada con una trenza dorada y un sombrero negro alto con correa al mentón.
«Todos los días le pido a Dios que cuide el alma de Chávez», dijo Raimundo Villanueva, quien viajó cinco horas en autobús desde el poblado de Anaco, en el noreste del país, para rendir su afligido tributo. Agregó que el ex mandatario lo fue todo para él, pues fue su «hermano, tío, amigo y camarada».
Tal devoción ha sido una fuerza crucial, pero cada vez menor, para el sucesor escogido por Chávez, el presidente Nicolás Maduro. A pesar de invocaciones diarias a su mentor y del control del poderoso aparato partidista que heredó, Maduro está cada vez más solo en una batalla contra una ola desestabilizadora de protestas contra el gobierno alimentada por los aspectos menos aclamados del legado de Chávez: una delincuencia fuera de control, una inflación de 56% y una escasez generalizada de artículos de primera necesidad, desde la harina de maíz hasta el papel higiénico.
«Maduro ha hecho todo lo que está en su poder para utilizar el culto a Chávez contra la crisis económica, pero es una batalla dispareja «, dijo Alberto Barrera Tyszka, autor de una biografía de Chávez en 2004. Agregó que cada día que pasa Maduro es menos visto como el heredero de Chávez.
Aunque la crisis que asedia a Venezuela tiene sus orígenes en el manejo estatista de los enormes recursos petroleros impulsado por Chávez, el fallecido presidente sigue presente entre los desposeídos como Villanueva, propietario de un puesto de comida rápida que atribuye al socialismo del siglo XXI de Chávez el haber podido enviar a la universidad a sus tres hijos.
Sin embargo, incluso muchos partidarios del gobierno ven a Maduro como una versión inferior de Chávez, un maestro del histrionismo con una visión contagiosa de solidaridad latinoamericana contra el «imperialismo» de Estados Unidos.
Vía Informe21