Lo de este gobierno es patético al recurrir a las contorsiones y piruetas más grotescas para ganar tiempo, evidencia su fragilidad ante la opinión pública nacional e internacional, al establecer un peculiar estilo de gestión orientado a esconder el pánico que lo estremece. Mediante decretos adelantó las navidades pasadas a noviembre, pretendió bajar la inflación, manipuló la fiscalización de mercancía de línea blanca y arrimarse el hombro en las municipales de diciembre, todo adornado con el latiguillo de la derecha fascista, apátrida, parasitaria, el infaltable golpe de estado y las conspiraciones del imperialismo.
Hasta que un buen día se le ocurrió inaugurar a inicios de febrero 2014 la Serie del Caribe, y pudo palpar lo que el vulgo piensa de su mandato sin esperar hasta el 2018. En tan solo días la poción mágica de popularidad decembrina desapareció y un chaparrón de rechazo popular estremece a Venezuela por los cuatro costados, al extenderse la clarinada estudiantil a todos los sectores de la población.
De nuevo subestima la movilización y la protesta nacional decretando los carnavales anticipados y una extensión abusiva hasta la octavita con el primer aniversario de la muerte de su antecesor, convocando a los mandatarios de la CELAC, UNASUR, con el propósito de obtener un apoyo en medio de la crisis terminal que lo arropa.
En medio de la explosión ciudadana ávida de democracia inventa el diálogo de los sepulcros, convoca a su albedrío a una “conferencia de paz” preocupado por su imagen internacional, manteniendo una feroz maquinaria de cuerpos represivos contra el pueblo con un macabro balance de 18 asesinados, un millar de detenidos, decenas de torturados, cientos de encausados en tribunales, 60 periodistas agredidos. Gracias a un Estado que debiendo ser soporte del pueblo ha implementado un aparato de pitbulls para acallar la voz reprimida y reconocida en el mundo entero.
En realidad lo que se ha desencadenado en Venezuela es una etapa de transición ante un modelo político y económico en crisis terminal. Iniciada en abril 2013 al ser secuestrada la victoria popular por un gigantesco fraude electoral que ha determinado la ilegitimidad absoluta de quienes hoy gobiernan
A tal nivel es el frágil liderazgo de Maduro que recibió mas de 25 cuerpos de ventaja y terminó en 4 semanas perdiendo las elecciones del 14-04-2013, aún cuando contó con la cayapa del Estado, Empresas Públicas, Plan República, la impunidad delictiva de bandas del PUSV y la complacencia del CNE en el acto de votación; y aún así fue derrotado por un pueblo que decidió reconquistar la democracia y el futuro del país. Algo huele mal en Dinamarca en este caso en Miraflores, donde el aire de fin de régimen se percibe en todos los rincones del palacio.
En nuestra historia febrero ha sido un mes de profecías, que en esta suerte marcará la pauta reconstructora de los valores políticos perdidos de una nación de vocación democrática.
* Movimiento Laborista
Froilán Barrios Nieves *