
Un gran montículo de desperdicios malolientes les da la bienvenida diariamente a las personas que hacen vida en la comunidad La Mascota, el cual no es recolectado debidamente por el camión del aseo urbano desde hace más de una semana.
Los olores nauseabundos inundan “de cabo a rabo” dicha zona popular, por lo que algunos de los vecinos manifiestan estar preocupados por la propagación de enfermedades respiratorias, sobretodo en los más pequeños que se le pasan jugando en la calle que da acceso al lugar.
“El camión pasó hace poco, pero a veces tarda demasiado en venir. El olor no se soporta y las moscas nos tienen invadidos. Pedimos a Garcés que se avoque a su labor de alcalde o sino que entregue el cargo. El camión no puede pasar cada vez que le da la gana, porque para eso pagamos igualmente el servicio”, indicó Doris Chacón.
Por su parte, ratas, ratones y gusanos invaden parte de las adyacencias en donde se encuentra ubicado el vertedero de basura, cuyas bolsas muchas veces obstaculizan la carretera, dificultando así el paso vehicular.
“Es un peligro porque las ratas corren libremente por todo el sector, pudiendo causar enfermedades a nuestros hijos. Solicitamos también una jornada de fumigación para erradicar estas alimañas que ponen en riesgo la salud de todos”, dijo Chacón.
Debido a la ausencia de contenedores, los habitantes no tienen otra opción que colocar y amontonar los desperdicios en el suelo, donde los perros aprovechan para esparcir el contenido de los paquetes.
Carretera de tierra
El camino que da acceso a la populosa localidad de la ciudad capital carece por completo de asfaltado, por lo que la superficie está repleta de troneras de diferentes tamaños que pone en vilo a los conductores que por allí transitan.
“Hace años que estamos en estas condiciones, nunca nos han asfaltado la calle principal. Algunos taxistas no se quieren meter para acá por miedo a que se les vaya a dañar alguna pieza del vehículo, las cuales no se encuentran en ningún lado. Necesitamos a alguien que nos resuelva este problema, peor sino han asfaltado las calles del centro, mucho menos lo van a hacer para acá”, indicó Chacón.
Durante los días lluviosos la situación empeora, ya que el agua origina enormes charcos llenos de barro que hacen aún más difícil el acceso vehicular a la zona.
Sin caminerías
Otro de los problemas que viven a diario los vecinos de La Mascota es la falta de aceras por donde los peatones puedan circular para poder acceder a sus respectivos hogares, por lo que se ven en la obligación de caminar directamente por la carretera, pudiendo ser arrollados por las motos y vehículos que pasan por ella.
El corto tramo que tienen de caminerías está resquebrajado, lleno de monte y de basura, por lo que muchos prefieren no usarlas “por medida de seguridad”.
“A monte”
La falta de desmalezamiento por parte de las cuadrillas de limpieza pertenecientes a la Alcaldía de Guiacaipuro y de Corpomiranda ha causado que el follaje obstruya gran parte de las torrenteras, aceras, vía y áreas comunes de las viviendas.
Sumado a ello, varios de los habitantes expresan que el lugar se ha llenado de insectos ponzoñosos como alacranes y arañas que pone en peligro a la comunidad.
“Hace años y siglos que no vienen a cortar el monte. Día a día nos quita espacio y algunos insectos han comenzado a pulular entre la maleza. Hace poco encontramos un alacrán y no dudamos que deben haber más ahí”, aseguró Chacón.
No hay gas
Al igual que todas las demás comunidades de la ciudad capital, La Mascota no escapa de la falta de distribución de bombonas llenas por parte de la empresa gubernamental Pdvsa- Gas, lo que obliga a los consumidores a “hacer magia” para poder conseguir el rubro.
“Debemos hacer safaris para conseguir bombonas llenas. Ni siquiera en Los Cerritos tienen y hay que caminar por todas las bodegas a ver si se tiene suerte. Algunos han comprado cocinas eléctricas, pero habemos otros que no tenemos dinero para poder tomar este tipo de medidas”, declaró Chacón.
Además de ello, algunos bodegueros informan que desde hace más de cinco meses no reciben el producto, por lo que muchos de ellos han dejado de ofrecerlo a los vecinos para no ocasionar trifulcas entre los compradores.
“Ya no nos llegan como antes, personalmente no he recibido más cilindros vacíos para no dejar mal a los clientes. Simplemente no hay gas y vamos de mal en peor”, mencionó Ciro Peralta.
Ronald Gil- [email protected] / @thedaniels21