Un día de felicidad para las familias se transformará en soledad para las reclusas del Instituto Nacional de Orientación Femenina (Inof), a quienes les prohibieron las visitas de niños ese día, además de que no han visto a sus hijos desde el mes de diciembre. A este impedimento se suman la cantidad de denuncias por los presuntos maltratos de los que son víctimas en el penal.
Fuentes allegadas a la internas afirmaron que las mismas son víctimas constantes de maltratos por parte de las custodias, quienes las llevan al patio en horas de la madrugada y proceden a castigarlas empleando la fuerza física. Las requisas sorpresas y abusivas también forman parte del día a día en el Inof.
“Sabemos que ellas cometieron un error en la vida, y lo están pagando con el tiempo en la cárcel, pero no es justo que sean lastimadas física y emocionalmente, qué clase de ser humano puede impedirle a una madre que vea a sus hijos“ expresó una de las familiares que denunció la situación ante los medios de comunicación.
Vejaciones para todos
No solo las reclusas sufren una dura situación dentro del Inof, pues en los días de visitas, los familiares también son víctimas de atropellos constantes por parte del personal de seguridad de la institución, sin contar que en distintas oportunidades han cambiado las reglas de acceso.
En un primer momento se exigió que los visitantes acudieran vestidos de blanco, luego solo se permitía el ingreso de personas con vínculo de sangre directo con la interna a visitar, y más recientemente se prohibió la entrada a quienes portaran vestimenta relacionada con la santería, irrespetando la libertad de culto. La “operación morrocoy“ también es aplicada en el ingreso, para impedir que todos los que acudan a visitar a alguien, logren hacerlo.
Condiciones infrahumanas
Las condiciones de hacinamiento y mal estado de las instalaciones tampoco han cambiado en el Inof, a pesar de las múltiples denuncias realizadas al respecto, donde se afirma que en ocasiones son obligadas a consumir alimentos en mal estado.
Los pasillos rebosan de botes de aguas negras, lo que se convierte en un peligro para la salud de las privadas de libertad, al igual que los baños, de los cuales solo funciona uno, en precarias condiciones.
Carlos Peña – [email protected] / @Litozz