
Las dos fallas de borde ubicadas en la entrada de la comunidad El Puinky continúan manteniendo en vilo no solo a los habitantes del sector sino a los usuarios de la carretera Panamericana, la cual desde hace más de dos años corre el riesgo de colapsar e incomunicar a los vecinos por completo.
Una de las fallas, según manifestaron las personas que hacen vida en la localidad, tiene aproximadamente cuatro años causando “dolores de cabeza” y pese a que los vecinos lograron que Pdvsa comenzara a realizar algunas reparaciones, afirman que desde hace dos meses la obra se encuentra paralizada.
“Hicieron un parapeto allí de un muro, pero quedó incompleto; según escuchamos hace poco es por falta de cemento que es el material que no se encuentra. Seguimos corriendo el peligro de quedar incomunicados y al parecer nadie hace nada”, declaró Ramón Urquía.
Como un colador
La carretera principal del sector no escapa de la falta de mantenimiento, por lo que una gran cantidad de huecos “acompañan” a los conductores hasta donde llega la capa de ripio y comienza el camino de tierra, donde la situación empeora.
Los vecinos afirman que el Plan Bacheo Mayor no ha llegado hasta la localidad pese a haber pedido en reiteradas oportunidades la ayuda directamente en la alcaldía, hasta los momentos no han recibido respuesta positiva.
“Cuando estaba el proceso de elecciones Francisco Garcés vino a buscar votos para acá, allí nosotros como comunidad le manifestamos todos los problemas que teníamos, pero ya va a terminar el año y seguimos esperando por la ayuda que nos ofreció”, dijo Urquía.
Transporte cero
A pie deben llegar a sus hogares las personas que habitan en la comunidad, debido a que el sector carece de unidades de transporte que se encarguen de cubrir la ruta.
“Tenemos que subir y bajar a pie al momento de salir de la casa, y agarrar una camioneta en la Panamericana para llegar a Los Teques”, dijo Mira Arrais, vecina.
Los transportistas a su vez explican que por el mal estado de la vialidad no pueden ingresar con las unidades, por lo que también esperan las debidas reparaciones para prestar el servicio a los vecinos.
Sin alumbrado público
Los habitantes de los sectores Los Apamates y Los Morichales solicitaron hace aproximadamente tres años un proyecto de alumbrado a la Alcaldía de Guaicaipuro, el cual quedó “en veremos”.
Al menos 100 familias habitan entre penumbras ya que Corpoelec mantiene paralizado dicho proyecto, por lo que claman la continuación de la instalación de transformadores que beneficiará al 50 % de viviendas restantes que faltan por el servicio.
“Aquí seguimos utilizando plantas eléctricas y mecheros para ver en la noche, porque luz no tenemos”, indicó Urquía.
Llenos de monte
Además de enormes troneras, la carretera principal de la zona luce repleta de maleza que obstaculiza las cunetas por donde circula el agua de lluvia, lo que ocasiona que corra libremente por la vía agrietándola aún más.
Servicio de agua directa
La mayoría de las casas no cuentan con tuberías de agua directa por donde se puedan surtir, pese a un proyecto que existe sobre la instalación de tubos para resolver la problemática, el cual hasta la fecha no se ha realizado.
Mediante cisternas que presta Hidrocapital los habitantes llenan sus tanques y se abastecen del mineral.
Sin áreas recreativas
La comunidad en general no cuenta con áreas de esparcimiento como parques, plazas o canchas donde los niños y jóvenes puedan jugar y ejercitarse, sin embargo en la entrada del sector existe un proyecto para la construcción de un parque biosaludable que igualmente está paralizado.
“Nuestros hijos no tiene donde jugar, no hay parques ni canchas. Además la policía muy poco viene para esta zona y es peligroso que ellos se recreen fuera de las casas”, declaró Urquía.
Ronald Gil- [email protected] / @thedaniels21