
Alejandro lleva un mes con su camioneta parada, lo que implica madrugonazos diarios para tomar el transporte público lo más vacío posible hacia Caracas y taxis en la noche, debido a que los autobuseros, por la ola de atracos, se niegan a trabajar después de las 6:00 pm hacia La Culebra, por donde vive.
La razón por la cual no mueve su Dodge Ranger es que no encuentra batería. “En Los Teques ya estoy anotado en no menos de cinco listas de espera desde que arrancó el año, pero ya vamos por junio y no me han llamado de ningún local. Lo más cerca que estoy de adquirir una batería es yendo a Maracay, el detalle está en que debo llegar mínimo a las 2:00 a.m. y sin carro se me dificulta trasladarme”.
–Según amigos que ya han hecho la compra, hay que llegar de madrugada para que te den número y no reparten más de 15 diarios. Además, hay que llevar la batería vieja para que ellos comprueben que efectivamente está dañada y dejarla una vez que se ejecuta la compra. De acuerdo al amperaje varían los precios. La mía, según proyecciones, ronda los 5 mil bolívares pese a que hace un par de años costaba Bs. 600. Da rabia pagar un monto que se sabe que no es el real, pero diariamente gasto más en transporte y me expongo de manera más directa al hampa; al desgaste físico se le suma el emocional porque cuando no cuentas con carro estás a disposición de los horarios de los otros y me angustia llegar tarde a mi oficina.
El relato de Alejandro encuentra su reflejo entre los autobuseros, taxistas y mototaxistas de los Altos Mirandinos, quienes constantemente están a la “caza” de baterías, cauchos, tren delantero, muñones, bujías y un largo etcétera, tal y como lo comentó Benito Jiménez, chofer de un autobús de la línea Caracas – Los Teques, quien detalló que cada día más compañeros se ven obligados a paralizar las unidades por la escasez que se vive en el sector automotor.
–No hay repuestos ni algo tan básico como aceite, lubricante y refrigerantes, líquidos vitales para el buen funcionamiento de los carros porque si uno no los coloca se dañan y la situación es peor. Por otro lado está el hecho de que se deja de producir y con la situación tan peliaguda cómo está, pocos, por no decir nadie, se puede dar ese lujo.
Cercados
Las chiveras, antes consideradas la salvación de los conductores, también padecen la escasez. “Antes uno conseguía lo que buscara, la realidad es que cada vez hay menos de estos negocios y la disponibilidad de productos es prácticamente nula”, se quejó Mario Bustamante, taxista de Los Teques.
–Antes hacía carreras hasta Caracas, para no darle tanta rosca al carrito ahora lo más lejos que llego es hasta San Antonio y eso después de asegurarme que no hay cola. Si antes cuidaba mi carro, ahora lo hago el doble porque se ha vuelto una odisea comprarle cualquier repuesto. Hasta cuando te lo van a lavar te cobran más y te incluyen menos en el servicio por la falta de material. La situación es realmente caótica para quienes vivimos haciendo transporte.
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¿Solución en puertas?
La situación que diariamente es denunciada por los conductores, muchos de los cuales rayan en los vidrios de sus autobuses la necesidad de repuestos y autopartes, es conocida por el Ejecutivo nacional que anunció enfilará sus esfuerzos a combatir lo que ha denominado el “bachaqueo de autopartes y repuestos de carros”.
El ministro de transporte, Haiman El Troudi, informó que próximamente estarán tomando medidas para acabar con los acaparadores y revendedores de cauchos y baterías principalmente, y buscarán garantizar que los productos no solo lleguen a la población, sino que lo hagan a precios razonables.
“Hablan de precios justos, el caucho más barato sale en Bs. 20.000 y uno necesita no menos de cuatro”, se quejó Marcos González, taxista de Carrizal, quien señaló que con su oficio antes cambiaba los cauchos cada seis meses. “Ahora es anual pero llegará el momento en que se cambien solo cuando estallen”, dijo.gf
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Johana Rodríguez – [email protected] / @michellejrl