Según el último estudio de opinión de la encuestadora Datanálisis, el 78.5% de los venezolanos consultados manifestó la intención de votar en las parlamentarias del 6D (el 13.8% dijo que no piensa votar y el 7.7% está indeciso); y del porcentaje que decidió participar, el 42.2% lo haría por los candidatos de la oposición, el 19.2% por los del oficialismo, el 11.8% por independientes, el 17.5% prefirió no contestar y el 9.3% no ha definido sus candidatos.
Si hacemos una conversión numérica de los porcentajes de la intención de votar y de las preferencias electorales por tendencia política en función al número de venezolanos inscritos en el Registro Electoral, podemos realizar una proyección aproximada sobre los resultados del 6D. Es una metodología sencilla que nos permite un cálculo matemático, con relativa precisión; pero hay que aclarar que es en base a la “fotografía” que tomó Datanálisis durante los meses de julio y agosto recientes.
En números redondos la cantidad de electores actuales en Venezuela es de unos 20 millones y el 78.5% que piensa votar es de 15.700.000 personas mayores de 18 años, de los cuales 6.625.400 lo haría por la oposición (42.2%), 3.014.400 por el oficialismo (19.2%), 2.747.500 no contestó (17.5%), 1.852.600 por los independientes (11.8%) y 1.460.100 no tiene candidato (9.3%).
Según estas proyecciones la oposición sacaría una diferencia de 3.611.000 votos sobre el oficialismo, que se supone serían suficientes para ganar una amplia mayoría de los diputados a la Asamblea Nacional; sin embargo, esta tendencia no es definitiva debido a que falta un considerable tiempo para el 6D que podría incidir en la decantación de los electores indecisos y los que piensan votar por los candidatos independientes, porque lo esperado es que la polarización política supere 95% como ha sido en los procesos electorales venezolanos desde hace 17 años; pero además, no necesariamente una mayoría de votos nacionales significa que se puede ganar mayoría parlamentaria, como lo comprueba el ejemplo de las parlamentarias del 2.010 donde la oposición sacó el 52% de los votos y se quedó con el 40% de los diputados; pero si la diferencia de votos es muy grande se podrían revertir las consecuencias del “efecto salamandra” en el que incurrió el CNE al hacer una distribución alevosa de los circuitos electorales para favorecer al oficialismo; y como siempre, la clave está en una masiva participación electoral.
QUE LE PASA A GARCES?. La voracidad fiscal de Garcés no tiene límites y por esa actitud desconsiderada cuando deje de ser alcalde de Guaicaipuro será recordado como un forastero que paralizó el desarrollo económico del municipio debido a que los irracionales y compulsivos impuestos tienen a un gentío contra la pared. En lo que va de este año 2.015, a solicitud suya, la mayoría de los concejales oficialistas reformó la Ordenanza de Actividades Económicas sobre Industria, Comercio y Afines que le permitió elevar los impuestos en más de un 400% a los 6.000 contribuyentes que ejercen alguna actividad productiva privada; autorizó el aumento del pasaje público urbano, sin consultarle a nadie; subió la tasa de aseo domiciliario y comercial en más de 200%, y por si fuera poco, a partir de este mes las 80.000 familias guaicaipureñas también deben pagar por el servicio del depósito de la basura en el relleno sanitario El Limoncito. Por ejemplo, los recibos residenciales llegaron en 31.56 BF por ese concepto (13.31 más que los 18.24 que se paga por la recolección de la basura) y a los comercios de la Zona Industrial de El Tambor en 283 BF; sin embargo, la operadora de El Limoncito, la EPS Trincheras del Sur, debe explicar qué hace con los recursos que le pagan las alcaldías de Los Salias y Carrizal por el uso de esas instalaciones y si la de Guaicaipuro se puso al día con la gigantesca deuda histórica por lo mismo; y además, la cámara municipal y la Sindicatura tendrían que revisar la legalidad de esta medida del alcalde Garcés.
PLAN DE INVERSION MODIFICADO?. Me llegó un oficio que supuestamente habría enviado el alcalde Garcés al Consejo Local de Planificación Pública de Guaicaipuro en el que solicitaría la creación de un Fondo para la Reconstrucción Municipal, con el objeto de que las obras aprobadas por ese Consejo sean canalizadas y centralizadas a través de este nuevo Fondo (¿?); pero en el mismo presunto oficio propone la modificación del Plan de Inversión del año 2.015 que es financiado con 48.201.748,58 BF del Fondo de Compensación Interterritorial, provenientes del gobierno central; y plantea “diferir” la recuperación de la plaza Guaicaipuro (por 11 millones) y la Miranda (por 5 millones) además de las reparaciones en el Mercado Municipal de El Paso (por 14 millones) para constituir un gran pote que sería destinado al “Proyecto de Renovación de la Avenida Pedro Russo Ferrer, de El Tambor”, que antes tenía 12 millones y ahora sumaría 42 millones. Al parecer esta propuesta fue aprobada hace un mes por la mayoría de concejales oficialistas en la cámara, pero el Consejo Local de Planificación está en rebeldía y no le ha dado el “play” porque no están claros sobre la legalidad del procedimiento y porque el trámite debió comenzar por ellos y los recursos no son de la alcaldía sino del gobierno central. Pendientes con este caso, porque de ser cierto, traería cola….
¡CUIDATE, SERGIO!. Es lo que me dicen algunos amigos cada vez que leen mis columnas dominicales y consideran que mis públicas opiniones podrían tocar los intereses de gente poderosa; pero mi invariable respuesta es que no cometo ningún delito con ejercer mi derecho a la libre expresión y porque además mis análisis como Politólogo los realizo con absoluta seriedad y cuando hago una denuncia, la fundamento bien porque siempre investigo antes de escribirla; sin embargo, estoy consciente de los riesgos que ello supone y siempre aclaro que no soy “guarimbero” ni ando en conspiraciones secretas contra el gobierno, no consumo drogas ni me meto con mujeres comprometidas, por si acaso; y en honor a la verdad, jamás he recibido amenaza de nadie ni he sido acosado por ningún organismo del Estado por lo que escribo.
Sergio Graffe / Politologo