“Duerme en paz en su montaña”, responde Jacqueline Álvarez Pérez a un amigo que le pregunta sobre su padre. Ayer, miércoles 21 de octubre, se cumplieron 2 años de aquella tarde cuando Antolín Álvarez, mejor conocido como el Poeta del Ávila, subió el famoso cerro del que hasta la fecha no ha descendido.
“Han pasado dos largos años de incertidumbre y no podemos cerrar el duelo porque seguimos sin tener noticias de nuestro padre; sus hermanos, mis tíos, siempre me preguntan si hay alguna novedad”, narró Jacqueline a La Región desde Islas Canarias, donde vive desde hace años.
Antolín, un montañista muy apreciado por la comunidad, ingresó el lunes 21 de octubre del 2013 al cerro en horas de la mañana por la vertiente sur del Parque Nacional, con presumible plan de ruta ida por vuelta: La Julia – Pico Naiguatá.
Sin haber retornado a su hogar, él mismo reportó vía telefónica a sus vecinos, alrededor de la 1:00 pm del martes 22 de octubre, encontrarse aproximadamente a 1 km del Pico Naiguatá, entre dos derrumbes que le imposibilitaban volver, por lo que manifestó la intención de intentar salir de allí descendiendo por el estado Vargas, por la vertiente Norte de la montaña.
A las 7:20 pm su hija, Jacqueline, lo llamó a su celular desde España, sólo pudieron hablar 39 segundos. Desde entonces no ha podido restablecerse la comunicación con su padre.
“Después de este tiempo, la única esperanza que nos queda, aunque sea remota, es que por esas casualidades del destino alguna persona que suba a la montaña que enamoró a mi padre, pudiera encontrar algún indicio o rastro que nos llevara a él”, agrega.
El operativo de búsqueda de Ávarez se extendió hasta finales del 2013, efectivos bomberiles forestales, contando con eventual apoyo del Escuadrón Montado de la Guardia Nacional, rescatistas voluntarios y helicópteros trataron de ubicar por semanas al hombre, sin hallar rastro.
“Tenemos fe en que alguien pueda encontrarlo algún día, ya que sabemos de otros casos en que tarde o temprano demuestran que los milagros existen. El 22 de noviembre cumpliría 83 años de vida”, indica su hija.
Fue a finales de 1998 cuando Antolín comenzó con su “adicción” de subir El Ávila. “Le quedaba cerca de casa y se entusiasmó tanto, muchas veces subía dos veces al día (trayectos cortos)”, recuerda.
Desde entonces su espíritu libre, incansable y sus deseos de desarrollar una faceta que para su propia familia estaba oculta, hicieron que comenzara a subir la montaña con más asiduidad, recorriera sus caminos en todas las direcciones y volcara su musa inspiradora escribiendo el libro “El Espejo Mágico”, editado y publicado en 2007, y que vendía hasta pocos días antes de su extravío en la entrada al teleférico.
En marzo de 1958 Antolín fue uno más de los tantos inmigrantes españoles que llegó a Venezuela con una maleta de cartón cargada de muchos sueños e ilusiones. Su primer trabajo fue como zapatero. En 1961 se casó con una inmigrante gallega, procedente de Orense (España), quien le dio dos hijos: Jacqueline y Marck.
A mediados de los años 90 dejó a su familia en Caracas y regresó a Quilós, su pueblo natal; ahí permanece 3 años en compañía de su madre. Cuando regresa de nuevo a Venezuela a finales de 1998 se enamora profundamente de El Ávila.
Búsqueda pasiva
Ismael Martínez, apoderado de la familia Álvarez en Venezuela, reseñó que en la actualidad la búsqueda se encuentra en “fase pasiva”, de acuerdo con las disposiciones legales vigentes, por haberse completado los 15 días continuos correspondientes a la “fase activa”. Ello significa que, si bien no se cierra el caso, la intensidad de la búsqueda en efecto disminuyó.
Agregó que el Consulado de España en Venezuela solicitará al Gobierno Nacional reactivar la búsqueda del hombre, español de nacimiento pero quien sentía un profundo amor por Venezuela, especialmente por el Ávila.
Profunda gratitud
Jacqueline dijo que su familia agradece todos los mensajes de apoyo y solidaridad que han recibido de amigos, conocidos y de ciudadanos de todo el país que se han interesado y preocupado por él, “colaborando de una u otra manera por encontrar a nuestro padre”.
Daniel Murolo – [email protected] / @dmurolo