Los habitantes de la urbanización Macarena Norte llegaron a su límite de paciencia, pues diversos problemas dentro de la comunidad no los ha dejado vivir en paz en los últimos meses.. Irónicamente la gota de agua que rebasó el vaso es la falta del vital líquido en el sector debido a una obra inconclusa por parte de Hidrocapital.
La tubería que está en el ojo del huracán se ha encontrado operativa por más de 50 años, pero el paso del tiempo ha ido deteriorando sus funciones distribuidoras de líquido, haciendo que el agua se filtre, y por ende, derivando en el colapso de los terrenos aledaños.
Este inconveniente afecta a una gran cantidad de residentes que cuentan con propiedades en las cercanías de la tubería en cuestión; a día de hoy, uno de los espacios más cercanos es el de Roraima Ávila, fémina que desde hace 35 años vive en el sector, quien asegura tener ‘‘un desnivel en la casa porque el terreno cede con la filtración del agua’’.
Ávila de igual forma cuenta, que hace 18 años se hizo una tubería nueva, sin embargo, esta no sirvió y siguió utilizándose la que actualmente es la manzana de la discordia en la localidad.
‘‘Ya es hora de que esta tubería sea reemplazada; pero lo que pasa es que cuando los trabajadores de Hidrocapital vienen a romper la calle y hacer un arreglo a medias, nos dicen que no hay recursos para hacer el trabajo’’, destaca Roraima, mientras señalaba el mega hueco dejado por los obreros de la empresa.
La inspección de la tubería amerita un rompimiento en la calle, trabajo que se ejecutó pero luego no se realizó la reparación de la calle para dejar todo como estaba, razón por la cual, Ávila, conjuntamente con otros vecinos, se han quejado de la situación ya que no es justo que de sus bolsillos deba salir dinero para refaccionar algo que no les compete.
‘‘Se necesita con urgencia la sustitución de la tubería para solventar el problema con el agua, a partir de ello, reparar el hueco de más de 3 metros que nos dejaron, porque ante la inoperancia de Hidrocapital nosotros mismos somos los que ponemos dinero y mano de obra para embellecer la comunidad nuevamente’’, recalcó.
No obstante, dicha falla vial no es la única con la que la comunidad está adornada; todas las calles que componen el complejo residencial presenta aunque sea un hueco en el cual, carros y personas caen a diario. Es por esto que el asfaltado en la comunidad se vuelve una de las necesidades más imperantes para quienes allí residen.
Atracos a diestra y siniestra
Un punto más sobre el cual los moradores mostraron una evidente molestia es la inseguridad que ha ido disminuyendo su calidad de vida, ya que alegan ser víctimas de atracos reiterativos en la entrada de la urbanización por motorizados que provienen de El Vigía.
‘‘Siempre que llegas debes estar pendiente de que no hayan alguien sospechoso por allí porque siempre hay motorizados cazando a la gente que vive aquí para despojarlas de sus pertenencias’’, reseñó otra habitante del complejo que no quiso revelar su identidad para evitar represalias.
La falta de un servicio de vigilancia privada los ha expuesto a ser la víctima preferida los malandros, sin embargo, los vecinos hacen mea culpa ya que aseguran no contar con un vigilante ‘‘porque la gente no paga a tiempo’’.
‘‘A mi me robaron en enero y a otra amiga en marzo, fueron motorizados con chalecos de moto taxistas que a punta de pistola nos quitaron todo lo que teníamos encima’’, rememoró, mientras calificó de ‘‘inaceptable’’ la situación vivida al tener a las oficinas del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) dentro del urbanismo.
‘‘¿Cómo es posible que vivamos con miedo de salir si tenemos al Sebin dentro de la comunidad? No se explica’’, sentenció.
Frederick Ortiz
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