Mientras esperaban el taxi pasadas las 8:00 p.m., Ángel y Saúl decidieron tomarse un café en una panadería en la avenida Bermúdez de la capital mirandina, donde una mujer se sentó en su mesa pese a que había otras vacías.
Tras atender una llamada, se retiraron del local y a los pocos metros fueron alcanzados por un sujeto que acusó a Saúl de haberle robado el teléfono a su novia, que era la dama del negocio.
“Empezó a manotearme que le devolviera el celular a su mujer y en medio del escándalo llegaron varios motorizados. Él describía mi teléfono pero decía que era de la chama, que luego entendí que se sentó en mi mesa para detallar que tenía yo que les pudiera interesar para robarme. Como no había ni una patrulla policial me tocó salir corriendo”, relató el veinteañero.
Cuando al fin se topó con una comisión policial y denunció el hecho, los Polimiranda le explicaron que es una nueva modalidad para delinquir. “Estudian a la víctima, ven que tienen para luego decir que ese objeto le fue robado. Hacen un escándalo para que otras personas se sumen, y cuando vean que le quitan a la otra persona lo que ellos dicen que es de ellos se salen con la suya porque la gente confía en su buena fe. Básicamente hacen un show y te roban con público incluido”, detalló el funcionario
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejlr