Inflación pone en jaque a feligreses durante la pasión de Cristo
Los siete potajes son un lujo que pocos podrán darse durante el asueto religioso debido al desabastecimiento de productos alimenticios en los anaqueles, así como los altos costos
Comer bacalao durante la Semana Mayor será un recuerdo en muchos hogares altomirandinos, donde los dígitos de la inflación aunado a la carencia de productos en los estantes y neveras de los supermercados hacen de las suyas.
“El pescado más barato se consigue en camiones de mercaditos a cielo abierto en 1.000 bolívares y eso no es suficiente para las 5 bocas de mi casa”, afirmó Magdalena Castro, vecina de El Trigo, quien tenía por costumbre hacer los siete platos durante la Semana Mayor.
–En mi casa somos muy creyentes y para nosotros esta fecha era un festín. Nos reuníamos toda la familia en casa de mi mamá y preparábamos siete platos entre dulces y salados para degustar en familia, luego acudir a misa, así como a la procesión. Este año si hacemos una pasta será más que suficiente; nos bastará con compartir en familia.
Adiós sopa
de lenteja
Durante una temporada los granos se convirtieron en los grandes aliados de los venezolanos: eran económicos y nutritivos. Sin embargo, esa situación se revirtió, ahora aparte de caros desaparecieron de los anaqueles, por lo que la popular sopa de lentejas y /o arvejas será otro recuerdo durante esta temporada.
“Llevo varias semanas omitiendo el consumo de carne roja y no precisamente por un tema religioso”, reflexionó Carmela Quijano, quien “sobrevivirá” esta semana comiendo vegetales y ensaladas.
–Con la inflación y mi sueldo desvaneciéndose en los compromisos mensuales he tenido que reajustar mi dieta. Ya no sé qué es charcutería en mi nevera ni enlatados en mi despensa. En esta fecha me encantaba comer mariscos, pero es otro lujo que tuve que tachar de mi lista. No comeré los platos típicos pero no incumpliré la tradición.
Ni arroz
con coco
Los granos y los frutos del mar no serán los únicos ausentes de las comelonas. “Este año ni siquiera podremos preparar arroz con coco. Por un lado la fruta está tan cara que pocos son los comerciantes que la están ofreciendo; y por el otro tenemos que ante la escasez de azúcar regulada hubo un repunte en la venta de papelón y la gente se aprovechó de eso para aumentarlo, por lo que una panelita pequeña no se consigue por menos de Bs. 500. Si a eso le sumamos la vainilla y el arroz sale por más de 2 mil bolívares el gustico y con eso puedo comprar un kilo de carne”, dijo Érica González, habitante de El Trigo.
–Es lastimoso que uno esté haciendo estas comparaciones, pero es la realidad que estamos viviendo. Uno vive de cacería en los supermercados y el dinero apenas alcanza para el día a día. No estamos para cumplir tradiciones, sin embargo, sí para rezar de forma colectiva para superar esta situación más temprano que tarde.
Inseguridad
a la vista
No solo el factor económico pone en jaque el cumplimiento de las tradiciones en la Semana Mayor. La actuación impune del hampa ha llevado a reprogramar las misas y procesiones, así como a omitir prácticas como las vigilias que se extendían hasta altas horas de la noche.
“Antes nos quedábamos hasta la 1:00 a.m. en la calle sin temor a nada, ahora ya uno a las 5:00 p.m. está buscando cómo llegar a casa para que la noche no te agarre afuera”, dijo Camila Trejo, vecina de la calle Cecilio Acosta.
–Yo acudo a las procesiones que organiza la parroquia San Felipe de Neri. Antes mínimo uno estaba hasta las 10:00 p.m., pero luego se fue reduciendo el horario. Este año están convocadas las procesiones después de las misas pautadas a las 4:00 p.m. Cada año todo es más temprano.
Con respecto al uso de velas, su alto costo también hace que se vean cada vez menos. “Antes durante las procesiones regalaban velas y estampitas, incluso agua, ahora cada quien debe llevar lo suyo. Es penoso lo que estamos atravesando”, dijo Antonia Rodríguez, vecina del casco central de la ciudad.
Johana Rodrí[email protected]/@michellejrl