Quienes se salvaron de ir a la oficina este lunes, aprovecharon para recorrer locales. Unos corrieron con suerte y lograron adquirir papel higiénico. En otros locales despacharon azúcar regulada.
Atrás quedaron los días cuando los venezolanos aprovechaban los “puentes” para visitar los exóticos parajes criollos y desconectarse. Ahora la tradición es aprovechar el tiempo libre para recorrer locales a ver qué productos regulados hay.
La sucursal de Súper Líder del kilómetro 22 de la carretera Panamericana; Fresco Market de Corralito, la Central Madeirense del Centro Comercial La Cascada, así como el Todofertas de la avenida La Hoyada en la capital mirandina, lucieron repletos de compradores desesperados la mañana de este lunes 18 de abril, decretado como día no laborable para los trabajadores públicos.
“Antes uno no podía ver que el calendario marcaba días en rojo porque se ponía modalidad playera; aunque sea para La Guaira se viajaba un ida por vuelta, pero ahora para hacer eso hay que tener una mochila de dinero porque el heladito más barato no te lo ofrecen por menos de 1.000 bolívares y los pescados fritos no se pueden comer por menos de 5.000; si es una familia de cinco personas la cuenta llega al cielo. Hay que disponer de unos 6 sueldos mínimos para pagar pasaje, comer y beber”, dijo Karla Mercades, quien este 19 de abril tiene pensado hacer un periplo por locales en la capital de la República.
–Como es mi día de compra según el terminal de cédula de identidad quiero darme una vuelta por los Farmatodo y Locatel de Caracas a ver qué encuentro; a veces allá hay más variedad de mercancía y por lo que he visto en otras ocasiones la gente es más civilizada. No se matan como aquí para comprar. Imagínate que dan chance para comprar hasta 4 unidades y la gente agarra una si acaso, mientras que en los Altos Mirandinos la violencia está a la orden del día; hasta gente armada llega a las filas.
Otros siguen el ejemplo y dedicaron el fin de semana a recorrer negocios. “Este lunes fue bien fructífero: pude llevar dos kilos de azúcar, salsa de tomate y pasta tras hacer mi cola en la pasarela de Montaña Alta. Madrugué pero valió la pena”, dijo Nicole Quintero, residente de José Manuel Álvarez, quien retornó a su casa a las 2:00 p.m. tras salir a las 5:00 a.m. a formarse.
–Malo es cuando uno se cala esas colas inclementes de seis horas y cuando te toca entrar ya no hay nada. Con el azúcar el ahorro es impresionante porque los dos kilos que pagué por menos de. 100 bolívares los bachaqueros te los ofrecen en 1.800 y vienen en bolsas transparentes; no se sabe la marca ni si está rendido con algo más.
Me dirán tierrúa, pero yo si me paro bien temprano a hacer cola. Digo que bachaqueo porque hago esas madres filas, pero la realidad es que lo hago porque no tengo otra alternativa; lo poco que encuentro es para consumo personal; no he vendido nunca nada y con la situación tan negra como está menos lo haré, lo poco que hallamos lo consumimos en mi hogar.
Nuevo
accesorio
Las bolsas de mercado se han convertido en el accesorio de moda entre los venezolanos. “Me da risa porque antes uno se fijaba en los peinados de las personas, la ropa o los zapatos, pero ahora todo el mundo lo que anda es viendo las bolsas ajenas a ver qué llevan y hasta preguntar dónde lo adquirieron”, confesó Daniela Aldana, residente de Los Nuevos Teques.
–Estas compras a cuentagotas hacen que el sueldo rinda menos porque cada vez que uno sale termina adquiriendo algo, sea regulado o bachaqueado. A los tres días de haber cobrado la quincena ya uno anda limpio. Es desesperante cómo estamos viviendo estos días.
A quienes no les gusta compartir información o temen que le arranquen la mercancía, optan por comprar bolsas negras o incluso agarrar cajas para llevar las compras del mercado.
“La gente está tan desesperada que hasta arrebatan las bolsas de comida, así que últimamente yo salgo con la cartera más grande que tengo y por si acaso cargo una bolsa negra. Ahora no solo hay que cuidar el celular sino los paquetes de comida e incluso las medicinas”, reflexionó Yenny Sánchez, quien durante la entrevista abrazaba la bolsa donde llevaba salsa de tomate.
Johana Rodríguez
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Fotos. Alfredo Pereira