Hacer un mercado como Dios manda requiere de 203 mil 943,95 bolívares según se desprende del más reciente informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), que detalla que solo entre febrero y marzo las amas de casa tuvieron que pagar 15,2 % adicional, lo que se traduce en Bs. 26.958 más en solo un mes.
“Todas las semanas la mercancía tiene un costo distinto”, se quejó Federica Torres, residente de San Antonio de Los Altos que cada sábado forma parte de la aglomeración de compradores que se ha vuelto habitual en las afueras del Centro Comercial La Casona I, donde está la sucursal de Unicasa.
–No importa qué llegue: ahora para entrar así sea por una cebolla para hacer un guiso hay que hacer esa tremenda cola para entrar. Esa es la primera fase de la pesadilla; luego toca lidiar con los precios de los productos porque hasta las hortalizas y verduras están por las nubes y tercero, hacer otra cola más para cancelar.
Mientras antes las personas salían con un carrito de mercado repleto de carne, pollo, charcutería, víveres, productos de limpieza y aseo personal, ahora van exclusivamente con los productos regulados que son despachados cada vez en menor proporción en los negocios de los Altos Mirandinos, donde las colas persisten y la violencia dice presente.
“Uno compra con miedo. Por un lado están las riñas que se han vuelto habituales en las filas de clientes, y por el otro los precios exorbitantes de los artículos. El kilo de parchita está en 1.200 bolívares, el tomate está fluctuante, un día en mil y otro en 800; la cebolla va por el mismo camino, lo más barato que se encuentra en la frutería es el melón y eso porque es el producto de temporada”, atajó Vilma Gutiérrez, quien se impresionó al ver el kilo de apio en Bs. 1.000.
–Hay que ir con una mochila de dinero y una tarjeta sin límite de crédito para comprar. Uno va comprando una cosita al día pero cuando sacas la cuenta mensual sale más caro que hacer un mercado. La situación está cada día más caótica y eso se nota en los conatos de saqueos que han tenido lugar recientemente.
Comerciantes
afectados
Las amas de casa están lejos de ser las únicas afectadas con la inflación galopante. Quienes tienen negocios de comida deben reflejar los aumentos al consumidor final, que ya está pagando por un menú ejecutivo Bs. 1.300 y sin jugo.
“El plato que a inicios de año estaba en 475 bolívares ya va por 1.295 y hasta el envase para llevar, que antes iba por nuestra cuenta, lo tenemos que cobrar y aún así las cuentas no nos dan. Lo más triste es que cada vez vienen menos comensales porque aunque entienden perfectamente la situación, no tienen para costear estos aumentos que prácticamente se han vuelto quincenales”, dijo el encargado de una venta de comida en el casco central de la ciudad capital.
–De seguir por este camino tendremos que bajar las santamarías porque no hay bolsillo que aguante esta situación (…) Hemos realizado ajustes: cambiar las papitas fritas por yuca que era hasta hace poco el producto más barato, pero prácticamente ya se ha equiparado a la papa. Ya no ofrecemos jugos naturales ni postres. El pan que incorporábamos en el menú diario también desapareció. Es frustrante la situación que estamos padeciendo.
Otros comerciantes del ramo señalaron que con los días libres que está dando el Gobierno a los trabajadores de los entes públicos van palo abajo las ganancias. “Nuestro puesto es estratégico porque está cerca de la gobernación de Miranda, la alcaldía de Guaicaipuro, el Consejo Legislativo y la Contraloría, que eran nuestros principales clientes, pero ahora trabajarán dos días a la semana y hasta mediodía, terminando de tumbar nuestras arcas”, dijo Germán Suárez, encargado de un restaurante en la capital mirandina.gf
Johana Rodrí[email protected]/@michellejrl
