
“Todos los días abro un hueco para tapar otro en mi presupuesto para poder comprar la comida. No sé qué voy a hacer cuando llegue el momento de inscribir a mi chama en el liceo y afrontar los gastos que representa el inicio del nuevo año escolar”.
La reflexión la hace Mercedes Suárez, residente de La Matica, quien como la mayoría de los venezolanos ha tenido que reajustar sus hábitos de consumo, lo cual no resulta casual si se considera que tan solo en lo que va de año los precios se han elevado en más de 700 %, según estimaciones dadas a conocer por el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, a través de su cuenta en Twitter.
“Hace un mes compré el kilo de perrarina en Bs. 900 y cuando fui a reponerla este mes me salió en Bs. 2.140 y los vendedores me dijeron que si podía me abasteciera con más porque para julio viene con nuevo precio, según lo dicho por sus proveedores. Esta es una locura nunca antes vista, hasta alimentar una mascota se ha convertido en una tarea titánica”, opinó la ama de casa consultada.
–El veterinario recomendó vegetales y hasta frutas, pero entonces uno llega a la feria campesina y te topas que el kilo de cualquier rubro no se consigue por menos de Bs. 1.000. Es alarmante lo que estamos viviendo.
Tan escandalosa es la situación país que atraviesa Venezuela que cada vez más personas presentan problemas de desnutrición, elevándose significativamente los casos de personas con anemia y nacimientos de niños de bajo peso.
“Me da escalofríos cada vez que escucho a un compañero de trabajo diciendo que no tiene que comer; que está haciendo, si acaso, un par de comidas al día porque devenga sueldo mínimo”, relató Carmela Jiménez, habitante de Santa Rosa.
–Afortunadamente todavía puedo cubrir mis tres papas del día, como dicen por allí, pero he tenido que prescindir de todo gastos de entretenimiento; incluso antes mandaba mi uniforme del trabajo a la tintorería y una vez al año le hacía algún remozamiento a la casa pero durante los últimos 3 años he ido erradicando esas prácticas porque el dinero simplemente no me alcanza para algo más que no sea lo básico y a veces hasta eso se me hace cuesta arriba.
Fenómenos
de la inflación
Producto de la crisis inflacionaria, los venezolanos han tenido que recurrir a prácticas antes poco frecuentes o presentes en estratos muy bajos, como remendar su ropa y hacer sus compras en fechas especiales como las navideñas en mercados de los corotos.
“Yo soy la reina de las marcas: me encantan unos buenos zapatos deportivos Adidas; la ropa de Zara y el maquillaje Clinique, pero me he tenido que bajar de esa nube porque aunque cobro más de sueldo mínimo y vivo sola, la plata no me alcanza. Tengo que cambiar dos cauchos del carro y la gracia me sale en Bs. 140 mil bolívares; de dónde se supone que voy a sacar ese dinero en un país donde la capacidad de ahorro es simplemente inexistente”, se preguntó Reina Guzmán, Informática que labora en Caracas.
–Tuve que parar el carro y el dinero se me va en la compra de alimentos y el pago del pasaje. Aunque agarro el Metro para economizar, la verdad es que cada vez veo que el dinero rinde menos; uno gasta más y llega con menos bolsas de mercado a casa.
Otros que solían regalar aquella ropa que ya no les quedaba o simplemente les había dejado de gustar, ahora la venden en los mercados de segunda mano que han proliferado en los Altos Mirandinos.
“Hasta hace un par de años solía escoger diciembre para donar ropa, pero el año pasado agarré lo mejorcito y lo llevé a un mercado de pulgas y me fue bastante bien, tanto, que después hasta incluí bisutería y zapatos que me había puesto solo una vez y después los había desterrado en el clóset”, confesó Mariela Prieto, vecina de Carrizal.
–Tras vender lo mío, visité otros puestos y allí mismo hice las compras para mis dos chamas de 5 y 10 años porque ellas no entienden de inflación y están acostumbradas a recibir su Niño Jesús y estrenar tanto el 24 como el 31 de diciembre. Me fue bastante bien porque había mucha gente que estaba por irse del país y estaban rematando mercancía en muy bien estado; así que hasta para mí pude comprarme una cosita para consentirme. Con la situación más crítica que en el 2015, definitivamente este año repetiré la fórmula.
Otros aún más extremos mandan a remendar o modificar su ropa para darle más tiempo de vida útil. “Antes apenas se le abría un hueco al jean lo desechaba, pero ahora le mando a poner un parche, a cambiar los cierres e incluso a pintar para que parezcan otros. Parece cómico para algunos, pero un jean de caballero no se encuentra por menos de Bs. 27 mil bolívares, y eso en tiendas pichaches, porque si te vas a la Levi´s puedes encontrar modelos de hasta Bs. 90 mil”, declaró Richard Blanco, habitante de San Antonio de los Altos.
Johana Rodrí[email protected]/@michellejrl