Como novia de pueblo se quedaron los habitantes de Brisas de Palo Alto en la capital mirandina, tras ser censados para recibir las bolsas de comida a precios solidarios. “Todos los sábados nos dicen que será nuestro turno, pero ya llevamos en ese merengue sin letra más de dos meses y medio”, denunció Humberto Parra, habitante de la populosa comunidad.
–Se supone que los fulanos Comités Locales de Alimentación y Abastecimiento (CLAP) deben servir de enlace con la comunidad para acceder a los productos básicos, pero la realidad es que quien no sale a hacer sus colas de nueve horas no tiene chance de comprar la mercancía regulada. Es bien difícil la situación alimentaria que estamos atravesando en el país hoy en día.
La opinión fue respaldada por Isabel Cáceres, quien detalló que “pese a ser una comunidad humilde que respalda la revolución, nos están dando la espalda y cada día es peor la problemática para comprar comida porque los despachos cada vez son menores en los supermercados de los Altos Mirandinos y las riñas están a la orden del día”.
–La semana pasada llegué a las 4:30 a.m. a la fila de Súper Líder y a las 4:30 p.m. salieron a avisar que se habían agotado los cuatro kilos de harina de maíz precocida que estaban vendiendo por persona, lo que hizo que varios se alzaran e incluso quisieran trancar la calle. En medio de gritos y empujones uno de los hombres que hacía la cola recibió una puñalada. Esto se está saliendo de control.
Más dolores
de cabeza
Al embarque recurrente de los CLAP se le suma la desidia de las autoridades en materias como vialidad. “Desde hace más de un mes estamos reportando la presencia de una falla de borde que lo que hace es crecer y nadie nos da respuesta”, se quejó Alfredo Uzcátegui, quien señaló que en cualquier momento se registrará un accidente de frente entre dos carros.
–Uno ya no sabe a quién pedirle ayuda porque a cuanto ente uno acude lo que hacen es rebotarlo a otro (…) Es por esta razón que agradecemos la presencia de la prensa, porque es una manera efectiva de visibilizar nuestra situación a ver si alguien se hace cargo antes de que tengamos heridos o incluso fallecidos a causa de una aparatosa colisión.
El entrevistado prosiguió diciendo que la vialidad en líneas generales se encuentra “en estado deplorable”, haciendo que los conductores se desplacen en cámara lenta por las vías para dañar lo menos posible tren delantero, amortiguadores y neumáticos.
Tal es el caso de Jorge Piñango, morador, quien detalló que “un par de cauchos me lo están vendiendo en Bs. 140 mil, dinero con el cual no cuento, así que cuido mi carrito más que nunca”.
Esta misma visión es compartida por los transportistas que cubren la ruta Retamal, Las Brisas y Palo Alto, quienes se desplazan lo más lento que pueden para resguardar sus unidades, lo que lleva a que se incrementen los tiempos de espera en las paradas de pasajeros.
“Uno fácilmente puede pasar una hora esperando por un autobús (…) Nos terminamos de fregar cuando llegan las lluvias porque tras un aparatoso accidente entre un autobús y un carro particular, cuando el pavimento está húmero los choferes no bajan; aunque uno lo comprende, es fastidioso tener que caminar hasta arriba, sobretodo cuando se cargan muchachos pequeños”, dijo Carmen Requena.
Inseguridad
“discreta”
Al consultar a algunos residentes, la mayoría coincidió en señalar que “la inseguridad está discreta: últimamente la zona está tranquila y rezamos porque se mantenga así”, opinó Francisco Rojas, quien agregó que los vecinos se mantienen en contacto por un grupo de WhatsApp, por donde reportan cualquier irregularidad.
–La crisis en general nos ha ayudado a unirnos y por eso hemos creado los mecanismos para resguardarnos entre quienes hacemos vida aquí desde que tenemos uso de razón.
Pese al “buen comportamiento del hampa”, solicitaron que Corpoelec se dé una vuelta por la zona “porque todos los bombillos se quemaron y esto parece una boca de lobo”, acotó Rojas.gf
Johana Rodrí[email protected]/@michellejrl