El organismo hemisférico sigue siendo el ministerio para las colonias, pues así fue creado; eso que pasó la semana pasada es parte del todo, es parte de una batalla que sigue en proceso
La batalla por la independencia la seguimos dando en diferentes frentes desde hace más de doscientos años. Le tocó a Simón Bolívar dirigir la parte militar del enfrentamiento contra España, primera potencia de la época, y los inicios de la lucha contra el poder político-económico que pescaron en río revuelto apenas vieron salir al último español del poder en América y una vez asesinado el líder más grande de la América toda, Simón Bolívar, se aliaron con los Estados Unidos de América y se subordinaron a su mandato por las migajas (no pequeñas) de las patrias que entregaron.
La OEA o ministerio para las colonias es producto de esa entrega y su función colonizadora no cesa ni cesará, solo cambiarán sus métodos.
Le tocó al comandante Chávez dirigir la segunda gran batalla contra el poder político-económico y eso lo llevó a la tumba. En la guerra por la independencia hemos ganado algunas importantes batallas, pero la guerra continúa, Estados Unidos de América no va a dejar tan fácil su empeño, que además es producto de su necesidad de controlar la mayor reserva de petróleo del planeta, que está en nuestro subsuelo. La OEA sigue siendo el ministerio para las colonias, pues así fue creado; eso que pasó la semana pasada es parte del todo, es parte de una batalla que sigue en proceso.
No se recibió a Ramos Allup en la plenaria como nos habían anunciado los publicistas opositores se haría; eso no es una sorpresa, pues era obvio que el señor en cuestión no tenía velas en ese entierro. Sin embargo, su viaje a Washington sirvió para llevar en valija, que no fue revisada al salir, quién sabe qué cosas. Esa revisión que se le hizo al llegar no está demás, pero ¿y qué se llevó de aquí para entregarle a sus asociados norteamericanos? A solicitud de nuestra guerrera, la combatiente Delcy Rodríguez, se sometió a consideración si se permitía que Almagro informara sobre “la situación de Venezuela según la MUD”: perdimos ese encuentro, veinte países se aliaron en nuestra contra a favor de los Estados Unidos de América, y solo doce nos apoyaron.
Eso hay que analizarlo fríamente y no nos debemos dormir en los laureles de una falsa celebración. Si bien es cierto que no se sometió a votación, ese informe quedó ahí en la presidencia de la OEA a espera de que Estados unidos le ordene al embajador argentino Juan José Arcuri (presidente del consejo permanente de la OEA) que convoque a sesión para tomar la decisión pre establecida. Le toca a nuestra cancillería hacer el trabajo de hormiguita, negociando posiciones, pero no la tiene fácil; países como Colombia, Argentina, Chile, Brasil, Perú, Uruguay, Paraguay, Panamá, Guatemala, Méjico, Honduras y Costa Rica, están por la aplicación de la carta contra Venezuela y su peso es de importancia mayor.
¿Por qué ese fenómeno latinoamericano donde los vecinos que tanto se han ayudado de nuestro país ahora son aliados de Estados Unidos que además cuenta con sus incondicionales Canadá, Bahamas, Surinam, Guyana, Barbados, Jamaica y Belice? Muy sencillo, todos esos países latinoamericanos cayeron en manos de la derecha por los votos o por los fraudes que llevan a golpes de Estado disfrazados (Brasil, Argentina, Paraguay, Honduras) y lo demás son los intereses particulares de la dirigencia política del momento (México, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala).
Tenemos que negociar el apoyo a la asamblea, que no tardará en convocarse; por ahí una página opositora hizo circular un trabajo periodístico que asegura que la cancillería argentina negoció con la nuestra el voto a favor a cambio de apoyo a la candidatura de su canciller a la secretaria de las Naciones Unidas y colocan a Macri como interesado en eso más que en lo que pase en Venezuela (https://www.verticenews.com/la-batalla-interna-detras-de-la-carta-democratica-contra-venezuela/).
De ser esto cierto, por lo visto no lograron nuestro compromiso de apoyo porque fueron los primeros en votar en nuestra contra.
Pero a ese nivel está la batalla. Estados Unidos puede comprar apoyos o secuestrar voluntades (tiene dinero y poder suficiente para ambas cosas).
La oposición venezolana ya negoció cuál sería su tajada, así que en nuestras manos está la defensa de nuestro sagrado pueblo. No podemos dormirnos ni ocupar el tiempo en falsas celebraciones; esta batalla no ha terminado, apenas comienza y es parte de la misma guerra que comenzó en 1810.
Venezuela soberana debe revisar sus relaciones con los gobiernos de esos países, es obligatorio exigir respuestas. ¿Cómo es eso de que el mismo día en que Maduro y Santos se dan la mano por la firma de la paz en el hermano país, gracias a Venezuela por cierto, ese mismo día Colombia vota en la OEA en contra de Venezuela?
Hay mucho que evaluar y nuestra política exterior es la única que nos puede defender de las apetencias y los abusos imperiales de los Estados Unidos de América y sus aliados (incluidos los internos).
La guerra por nuestra independencia continúa.
Oscar Jiménez
aporrea.org