El inquilino de Miraflores le exige a la oposición sentarse a dialogar sin condiciones. ¡Fin de mundo! ¿En qué universo distorsionado el culpable de una crisis como la que vive el país puede “exigir” algo? La verdad es que no deja de sorprender, aunque es difícil, la desfachatez que presumen desde las cúpulas corruptas de este moribundo régimen. Cuesta creer que aun cuando en el país languidecemos por la inflación, escases e inseguridad, estos politiqueros de mala muerte no entienden que ellos ya no están en posición de exigir, de vociferar sus estupideces. Señores del oficialismo, el único diálogo que se puede entablar con el gobierno, es la salida constitucional de este régimen fracasado el cual solamente está extendiendo el drama de millones de venezolanos un tiempo indefinido, pero que tendrá su final tarde o temprano.
Los días se escurren para los venezolanos de a pie, los verdaderos afectados, de manera dramática. Los niveles de crisis que vivimos son salvajes y la espera del revocatorio a veces parece tan lejana que hace que el desasosiego invada a propios y extraños. Ante este panorama encontramos patético el gasto multimillonario que el circo de Miraflores llamaron desfile del día de la independencia. Mientras las quimioterapias se suspenden en centros médicos, mientras más de 500 mujeres deben cruzar, a la fuerza, la frontera para buscar alimento para sus familias en Cúcuta, destino que, cabe acotar hace casi un año era tildado de responsable de la escasez en el país junto a otros pueblos y ciudades fronterizas, el verdadero “mister danger”, Nicolás, nos vuelve a demostrar que la estupidez nunca tiene límite. ¿Diálogo sin condiciones? En Venezuela no hay espacio para ningún diálogo, como ha reiterado la MUD, que no sea el cambio del señor que mal llamamos presidente y todo su gabinete. Acá el único diálogo es fijar las fechas para la recolección de las firmas necesarias para realizar este mismo año el revocatorio, de resto, no por mala educación, no por una actitud inmadura de la oposición, no hay cabida para ningún otro diálogo.
A este régimen se les ha dado la oportunidad de enderezar la senda, de cambiar su actitud tóxica hacia el país, pero la única respuesta ha sido la ofensa, la descalificación, la opresión constante y la falta de acciones concretas que hubiesen sido de ayuda para solventar la crisis en ese momento y evitar este drama que se extiende por todo el territorio nacional. Hasta ahora la única respuesta a los reclamos generalizados han sido los dichosos “CLAP”, quimera socialista que no logra ni medianamente solventar en nada la necesidad de los venezolanos que deambulan de cola en cola con la esperanza de hallar algún producto de primera necesidad. La otras nefastas respuesta de los representantes de la crisis, ha sido, por citar algunas, las siguientes, recopilación cortesía de Froilán Barrios en el diario El Nacional: “Para nosotros no hay escasez. Lo que hay es amor y patria”, “la derecha dice que el pueblo protesta por hambre. Hambre se pasaba en la cuarta república”, “Venezuela ha importado productos como para alimentar a tres países”, “el pueblo no tiene hambre, en algunos existen antojos y caprichos, pero no hay hambre”, “En Venezuela no hay hambre, pasamos un momento difícil pero el pueblo tiene acceso a los bienes”. A estos se debe agregar la patética declaración de Isis Ochoa, recordando, según ella, los “sustanciosos” mercados que, en su mente fantasiosa, se hacía en redes estadales con Bs. 250 en el pasado.
Definitivamente son disociados, en conclusión estos señores no se cansan de decir estupideces, de vivir de mentiras y ahora hasta de un pasado ficticio, pues recordemos que, hasta en la época de la bonanza petrolera, el régimen solo le ha impuesto colas, miseria y migajas al pueblo venezolano.
Lo increíble es que, no conformes con sus desvariaciones para justificar la escasez de alimentos, Luisana Melo, esta señora, pseudo ministra de salud, deja salir de su boca esta perla: “Ha salido mucho el tema de que hay deficit (y) no hay deficit de antiretrovirales. Solo hay falla de un medicamento y ese medicamento está por llegar esta semana, es decir, ya lo tenemos en el país”, continuó diciendo: “Si nosotros vemos que no podemos comprar Tachipirín, Tempra, o Atamel -esos son nombres comerciales-, el principio activo, lo que cura, lo que mejora, es el acetaminofén” y concluyó con esta joya digna de una película de humor barato. “¿Qué es lo importante, ciudadano? Acude a tu centro de salud más cercano, que allí no solo te atenderán, sino que te darán la medicina necesaria”. ¿Habrá ido la ministra a un centro médico hoy en día? Si antes no había nada cuando gozaban de dinero a montones por la renta petrolera, ¿qué hay en los hospitales y CDI hoy en día? ¿Por qué mueren personas por falta de atención médica y medicamentos? ¿Por qué los centros de salud públicos, y hasta los privados, carecen también de equipos y de material médico? Sencillo, a Luisana Melo le importa un rábano que el pueblo venezolano pase penurias en la emergencia de cualquier centro asistencial, a este régimen no le importa que no hallan tratamientos para los enfermos de cualquier dolencia, incluyendo enfermedades crónicas y terminales. Esas son las personas, título demasiado elevado para estos seres indefinidos en su raza, quienes “exigen”, lea bien lo que escribo, “exigen” diálogo sin condiciones a la oposición que representa a una mayoría numérica, palpable, real, no de adeptos políticos, sino de ciudadanos, de venezolanos hartos de la burla, del maltrato, del olvido, mientras las arcas de estos seres se continúan llenado con el repele que aún queda en el país.
¿Diálogo sin condiciones? Perdóname Nicolás, pero se te acabó el diálogo, se te acabó el tiempo de exigir. La salida de este modelo nefasto es una realidad, como he dicho anteriormente, solamente falta definir cómo será: con una pizca de dignidad o totalmente humillados.
Fernando Pinilla