La escasez de alimentos y combustible se hace sentir en los barrios ubicados en el este de la segunda ciudad de Siria desde que las fuerzas del régimen de Bashar al Asad cortaron el 7 de julio la ruta del Castello
El riesgo de hambruna y escasez generalizada aumenta para los más de 200.000 habitantes de los barrios controlados por los rebeldes en Alepo (norte de Siria), actualmente por completo sitiada por el ejército sirio.
«No sé qué será de nosotros», declaró a la AFP Mohamad Rukbi, desocupado y padre de cuatro niños, quien reside en el barrio rebelde de Bustan al Qasr. «Todas las rutas están cerradas, y desde hace días falta pan, los alimentos en general, prácticamente de todo», añade este hombre de 38 años de edad.
La escasez de alimentos y combustible se hace sentir en los barrios ubicados en el este de la segunda ciudad de Siria desde que las fuerzas del régimen de Bashar al Asad cortaron el 7 de julio la ruta del Castello, última vía de aprovisionamiento del sector controlado por los insurgentes.
Este fin de semana las tropas gubernamentales tomaron el control de la totalidad de la ruta, aislando por completo a Alepo este del mundo exterior y haciendo temer por un largo sitio.
En el terreno militar, este lunes en la ciudad de Minbej, bastión del grupo yihadista Estado Islámico (EI), y en otra ciudad vecina, ambas también en la provincia de Alepo, unos 21 civiles murieron en ataques aéreos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
«Al menos 15 civiles murieron en bombardeos sobre un barrio del norte de la ciudad de Minbej», asediada desde hace un mes y medio por una alianza kurdo-árabe apoyada por Estados Unidos, y otros seis murieron en la localidad de Al Tujar, precisó el OSDH.
«Pronto, la hambruna»
«Tengo miedo por el futuro (…) El régimen no se contentará sitiando los barrios del este (de la ciudad), sino que también los atacará», teme Mohamad.
En Mashad, otro barrio rebelde, el mecánico Mohama Zaytun afirma no tener más trabajo a causa de la falta de gasolina.
«Pensar en el sitio me impide dormir», confía a la AFP este hombre de 44 años, con cinco hijos. «Tengo provisiones para apenas una semana. Si todos los productos alimenticios comienzan a faltar en el mercado, pronto significará la hambruna», predice. «Intento huir de la ciudad, pero no hay ninguna ruta segura», apostilla.
La excapital económica de Siria es una de las ciudades más afectadas por la guerra. En 2010 quedó dividida en dos sectores, uno controlado por el régimen en el oeste y otro por los rebeldes en el este.
Para los expertos, el avance del ejército, apoyado por la aviación rusa, es un golpe muy duro para los insurgentes y podría dar un giro al conflicto que ha provocado más de 280.000 muertos.
«Además de la catástrofe humanitaria, los recientes acontecimientos de Alepo son muy importantes políticamente hablando», subraya Karim Bitar, director de investigaciones en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS). «Privados de oxígeno, los rebeldes enfrentan una misión imposible», explica.
El presidente sirio, en cambio, se siente «considerablemente más cómodo que hace algunos meses» y sus fuerzas «podrían consolidar aún más sus posiciones», en su opinión.
AFP