Todos mis compañeros de grado están laborando cualquier cosa, menos para lo que con tanto esfuerzo nos preparamos, buscando sobrevivir
Hace varios días tuve la oportunidad de leer artículos de opinión de personas que criticaban fuertemente a las personas que se han ido del país.
Yo no los critico. Cuando cumplí mis 18 años estaba emocionada porque podría votar, me correspondió ir a votar por las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional y digo que voté por la bancada del oficialismo. Luego a los años por fin pude votar por Hugo Chávez.
Mientras estudiaba en la Universidad siempre soñaba con graduarme, que encontraría un excelente empleo y podría obtener las recompensas de haber ido tras mis sueños y luego de aguantar hambre en algunos días, tener como no volver a pasar por días así.
Todos mis compañeros de grado están laborando cualquier cosa, menos para lo que con tanto esfuerzo nos preparamos, buscando sobrevivir.
Otros con valentía, esfuerzo y el corazón roto se han ido del país, buscando cumplir esos sueños que se plantearon cuando comenzaron a estudiar.
Para muchos, nuestros sueños murieron, o quedaron atrapados en las aulas universitarias.
Yo no puedo, ni queriendo criticar, a todos los que se han ido, los que piensan irse o los que están por irse.
Porque los jóvenes no nos queremos ir y dejar a nuestras familias, amigos, amores, nuestro país, parte de nuestra vida por capricho, sino por buscar el futuro que Venezuela dejó de ofrecernos, no es el sueño americano, es el sueño venezolano, de trabajar lo que estudié, de poder ayudar a mis padres o familiares, de formar una familia, de tener la posibilidad de adquirir la vivienda que yo prefiera, de viajar, de continuar formándome, de poder formar una familia propia y tener un futuro cómodo que ofrecerle a mis hijos.
Los jóvenes no se están yendo por capricho, se van para buscar la seguridad que Venezuela no proporciona, la estabilidad que no encuentran y la vida que algún día soñaron.
Anyane Ramirez
aporrea.org
