Compañeros de trabajo del occiso, quien se desempeñaba como taxista en su comunidad, lamentaron la pérdida de quien calificaron como “solidario y siempre listo para tender la mano”
LOS TEQUES. 24 horas. Ese fue el tiempo que permaneció tendido en un montarral del barrio Guaremal el cuerpo de Omar Artulio Caliz Agüero, de 39 años, luego de ser alcanzado por una bala en la cabeza y otra en el pecho al quedar atrapado en la línea de fuego de efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) Los Teques.
“Él era mototaxista y trabajaba en la zona, salió el jueves a eso de las 9:45 a.m. a comprar cigarrillos y cuando estaba por la bodega los efectivos abrieron fuego sin motivo aparente y el recibió los tiros (…) Un vecino del sector La Laguna, callejón Rodríguez López, nos avisó y cuando fuimos a verlo aún tenía signos vitales, murió desangrado ante nuestra vista porque los propios funcionarios en vez de auxiliarlo lo dejaron allí tirado hasta que falleció y luego dijeron que si lo movíamos nos metían presos y retenían el vehículo en el cual lo trasladáramos al hospital”, reseñó la hermana del occiso.
–Unos vecinos nos acompañaron a cuidar el cuerpo durante toda la noche, yo fui en cuatro oportunidades hasta la subdelegación en El Paso para pedir que buscaran el cuerpo y la respuesta es que no enviarían a su equipo para exponerlo a una emboscada, como si nosotros fuéramos unos malandros. Luego me dejaron para ser interrogada y pasé 12 horas entre preguntas y amedrentamiento de los efectivos, quienes exhibían sus armas de fuego para asustarme.
Otros familiares del occiso, quienes la mañana de este sábado esperaban en la morgue de Los Teques el resultado de la autopsia, dijeron que no se trató de un enfrentamiento entre bandas ni de la policía. “Los Cicpc venían a bordo de un autobús que unos delincuentes habían secuestrado horas antes y sin ton ni son comenzaron a echar plomo en plena mañana, sin importarles la cercanía de la escuela Luisa Cáceres de Arismendi, la cual está abierta para que los chamos vayan a desayunar. Así como mataron a Omar, una bala pudo haber alcanzado a un niño”, denunció otro familiar.
Cuando cerca de las 10:30 a.m. de este viernes fueron a remover el cadáver, retiraron a los familiares. “Solo dejaron que viéramos cuando lo revisaban y cuando se lo iban a llevar nos gritaron que nos fuéramos. Salimos de inmediato a la morgue y resulta que ellos se fueron a ruletear el cadáver por la parte baja de Guaremal como si fuera un trofeo y terminaron llegando a mediodía a la medicatura (…) Por este tipo de cosas es que digo que en Guaremal no sabemos si temerle más a las bandas o a los uniformados”, atajó la hermana de Omar, quien añadió que tendrán que velar a su pariente en casa.
“Después de todo el trauma de enterarte que matan a la mala a tu hermano, cuidar su cuerpo 24 horas y soportar el psicoterror de los detectives del cicpc de los Teques, en la funeraria me salen con que por ser asesinado a tiros solo pueden preparar el cuerpo pero no velarlo allí. Es como estar en una pesadilla, solo que el terror no se va ni al despertar”, finalizó.
Johana Rodríguez
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