Un fuerte sismo de magnitud 6,2 sacudió la madrugada del miércoles el centro de Italia causando 159 muertos y 368 heridos y devastando tres poblaciones donde se buscan cientos de personas entre los escombros.
El balance oficial de muertos sube de hora en hora ya que hay mucha gente atrapada bajo los cúmulos de piedra o desaparecida.
Un fuerte sismo de magnitud 6,2 sacudió la madrugada del miércoles el centro de Italia causando 159 muertos y 368 heridos y devastando tres poblaciones donde se buscan cientos de personas entre los escombros.
«Por el momento 159 vidas se han roto», anunció el primer ministro Matteo Renzi, quien advirtió que no se trata de un balance definitivo, durante una conferencia de prensa celebrada en Rieti, no muy lejos de las tres poblaciones devastadas.
El balance oficial de muertos sube de hora en hora ya que hay mucha gente atrapada bajo los cúmulos de piedra o desaparecida.
«Es posible que el número de víctimas crezca», advirtió el jefe de gobierno italiano, quien recorrió la zona afectada en las horas de la tarde y prometió ayuda para las familias damnificadas.
Según fuentes de prensa al menos cien personas siguen sin aparecer y probablemente han quedado sepultadas vivas y unas 2.000 resultan damnificadas.
Entre las víctimas figuran muchos niños, así como una familia entera, padre, madre y dos hijos, que por horas los socorristas intentaron salvar.
Decenas de bomberos, policías y voluntarios trabajan desde hace horas sin descanso en las pequeñas localidades de Amatrice y Accumoli, en la región del Lacio, y Arquata del Tronto, en la región de Marcas, las tres destrozadas por el sismo, en búsqueda de supervivientes.
El terremoto, que se sintió en Roma y Venecia, despertó a la población a las 03H30 locales (01H30 GMT) y desde entonces se han registrado cerca de 200 réplicas.
El epicentro fue localizado cerca de Norcia, una ciudad de la región de Umbría, a unos 150 km de Roma, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Los heridos más graves fueron evacuados a la capital de la provincia, Rieti, así como a hospitales de Roma y Florencia en helicópteros.
Las autoridades decidieron movilizar al ejército para las labores de rescate, que resultan particularmente complicadas debido a que se trata de pequeñas localidades de montaña y para garantizar la seguridad de la población por la temida llegada de ladrones.
Durante toda la jornada residentes y voluntarios excavaron entre nubes de polvo e inclusive con las propias manos las montañas de piedras y pedazos de edificios y casas reventadas por el movimiento telúrico.
Perros expertos en rastrear personas y los teléfonos móviles han servido para ubicar personas entre los escombros.
Polvo, silencio
y solidaridad
«Mi hermana está bajo los escombros. No da señal de vida. Se oyen sólo los gatos», lamentaba angustiado Guido Bordo, de 69 años, en declaraciones a la AFP, mientras esperaba en Accumoli noticias sobre sus familiares.
Los operadores piden continuamente silencio para poder escuchar los lamentos, gritos y señales, para luego poder ponerse a escarbar y hurgar.
«Me salvé de milagro. Diez segundos fueron suficientes para destruir todo», contó Marco, habitante de Amatrice, al diario La Repubblica.
El alcalde del pueblo de Accumoli, Sergio Pirozzi, contó que la pequeña urbe, situada a 40 km del epicentro, quedó completamente destruida.
El papa Francisco interrumpió su tradicional audiencia de los miércoles para manifestar su dolor y cercanía por las víctimas y dijo que quedó «perturbado» por la noticia.
AFP