Si ya has padecido este problema seguro sabrás que es una pesadilla y no se lo deseas a nadie. El dolor te impide continuar con tus actividades y no sabes en qué posición quedarte para que los calambres remitan.
Gracias a los ejercicios podrás no solo prevenir un nuevo episodio, sino también reducir los síntomas habituales:
Pierna cruzada
Debes hacer este ejercicio lo más lento posible y haciendo caso a las señales que te manda el cuerpo. Eso no quiere decir que tengas que desistir ante el primer dolor o molestia, pero tampoco exigir demasiado a la cintura.
Acuéstate boca abajo, en una colchoneta o el suelo.
Lleva los brazos adelante de la cabeza y deja las piernas estiradas. Eleva la pierna derecha y al mismo tiempo el brazo izquierdo. La cabeza también subirá un poco, pero la idea es que el tronco no se eleve del piso.
Cuando llegues a lo más alto que puedas soportar, mantén 3 segundos y regresa a la posición inicial. Haz lo mismo con la pierna izquierda y el brazo derecho. Repite 10 veces de cada lado.
Estiramiento de lumbares
El dolor en las lumbares por causa del nervio ciático nos puede dejar paralizados durante algunos minutos; por ello es necesario estirar la zona apenas empiezan las molestias.
Túmbate boca arriba en el suelo o en una colchoneta.
Estira las piernas y pon las manos “en cruz”, con las palmas hacia abajo.
Flexiona las rodillas y apoya las plantas de los pies en el piso.
Gira despacio las rodillas hacia la derecha hasta que la más cercana toque el suelo. Trata de no elevar el hombro ni la mano contraria.
Mantén unos segundos, vuelve a la posición del comienzo y hazlo para el otro lado.
Repite 5 veces.
Estiramiento de cintura
Por último, este ejercicio reducirá los dolores porque estirará la zona comprometida.
Acuéstate en la colchoneta o suelo y dobla las rodillas para llevarlas lo más cerca del pecho posible.
Sujeta con ambos brazos rodeando las piernas y ejerce cierta presión.
Baja las piernas y estíralas.
Repite varias veces.