
En 2015 un padre invirtió en la cesta escolar 216 mil 262 bolívares. Este año la cuenta va por 561 mil 983, lo que representa un incremento de 159,9 % según se desprende de un informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas – FVM).
La crítica situación se refleja en los bolsillos de los papás, quienes este año se las han visto negras para hacer frente al nuevo inicio de actividades académicas; también se nota en las aulas de clases, donde el ausentismo dice presente debido a que muchos representantes a estas alturas no han podido comprar uniformes, libros ni útiles.
“Mi sueldo se va íntegro en la compra de comida. No es exageración. Lo más crítico es que estoy morosa hasta en el condominio porque todo aquello que no sea alimento es un lujo en mi presupuesto tan ajustado. Mandé a mi chamo con los únicos zapatos que tiene que ya le aprietan (…) Mientras muchos están satisfechos con el retorno de la cotidianidad, yo entré en pánico porque no tengo cómo afrontarlo: no le he comprado la lista, va con los cuadernos del año pasado y vivirá a punta de guías escolares porque no tengo para comprar libros”, confesó Paola Mijares, madre de un pequeño de nueve años.
–Las camisitas tuve que lavarlas con vinagre para blanquearlas y al pantalón le bajé el ruedo hasta el máximo. El suéter aún aguanta la pela, pero los zapatos no corrieron con la misma suerte. Sin embargo, no tengo cómo resolver porque soy madre soltera y vivo de un sueldo mínimo que no aguanta que en una lista se tenga que invertir más de 100 mil bolívares.
Como el relato de esta madre abundan en las afueras de los planteles de los Altos Mirandinos, donde han tenido que flexibilizar las normas con respecto a los atuendos, así como con los implementos.
“Antes se era muy estricto en los planteles, sobretodo los privados: solo medias blancas, azules o negras; zapatos negros, pantalón azul oscuro, camisa de acuerdo al grado, y suéter azul marino; ahora hay que escuchar a los representantes y si lo que tienen es un abrigo negro o un pantalón de vestir del mismo color hay que aceptarlos porque sabemos lo caro que está todo”, dijo Clara Valverde, docente con más de20 años de trayectoria, que ve con asombro cómo ha cambiado la situación escolar durante los últimos tres años.

–No hay poder adquisitivo, cada vez es peor y eso se refleja en los estudiantes que se desmayan porque los envían a los salones sin nada en el estómago; en los uniformes en estado precario y en el estado descuidado de los implementos. Antes el salón olía a nuevo en esta fecha, pero ahora uno ve que reutilizan los cuadernos, van con colores viejos, libros prestados o alquilados (…) Lo más triste es que tampoco hay capacidad de respuesta en las instalaciones educativas y aunque se ha promovido el préstamo de libros en la institución, no nos damos abasto para toda la población estudiantil.
Dolor de
cabeza
Según el estudio de Cendas – FVM con dos sueldos mínimos solo se puede cubrir 8 % de la cesta escolar. “Pero si destinas tu quincena a la compra de una fracción mínima de implementos te quedas sin dinero para la comida y cómo funciona uno”, reflexionó Madeleine Cortado, habitante de la urbanización Simón Bolívar, quien dividió los gastos escolares con su esposo.
–Tenemos dos niñas en primaria, hasta hace nada yo asumía sin ningún pesar ese gasto pero ahora me es imposible; optamos por cubrir una chama cada uno. Tuve que echar mano de las tarjetas de crédito, cambiar los cestatickets en efectivo y pedir adelanto de prestaciones para cubrir la lista de educación inicial que se cotiza en 166 mil 982 bolívares. De seguir así la situación el año entrante los niveles de deserción serán alarmantes y no porque el chamo sea flojo sino porque el padre no podrá afrontar este gasto.gf
Johana Rodrí[email protected]/@michellejrl