“Las canillas de ahora parecen unas señoritas, pero siguen siendo una opción económica para garantizar la cena de los chamos; el dilema es con qué rellenarlas”, reflexionó Vanesa Oliveros, quien la noche de este martes se sumó a la cola que se formó a las afueras de la panadería ubicada en las inmediaciones de la catedral San Felipe Neri.
“Lo último que quiero es hacer una cola tras salir cansada de la oficina, pero para rendir la poca harina de maíz que me queda en casa prefiero hacer el sacrificio de estar una hora más en la calle para garantizar la comida de mis dos hijos, que en última instancia pasarán el pan solo con refresco porque la plata no me alcanza para comprar charcutería y los enlatados que antes resolvían la vida ahora están incomprables”, confesó la vecina de El Paso, quien detalló que ahora las filas de compradores se han mudado a las panaderías de los Altos Mirandinos para optar por comprar la canilla regulada fijada en Bs. 100.
La situación ha dado pie a un nuevo negocio: ahora los bachaqueros hacen hasta cuatro veces la cola para revender las canillas hasta en Bs. 500, mientras que un campesino “bien resuelto” puede ser ofertado hasta en 1.000 pese a que su precio justo es de 180 bolívares.
El negocio redondo ya ha sido detectado en varios locales de la ciudad capital, donde los comerciantes para garantizar el beneficio del máximo de personas posible limitan la venta de productos. Hay negocios donde solo ofertan tres canillas y en otras dos por cliente; sin embargo, no tienen captahuellas como para evitar vender al vivo que se forma varias veces.
“Una persona con familia numerosa puede formarse un par de veces, pero cuando ves que quieren formarse hasta una cuarta vez ya haces el llamado de atención. Sin embargo, cómo están las cosas y con la inseguridad suelta a uno hasta le da miedo llamarle la atención a las personas porque nunca sabes cómo puedan reaccionar”, confesó una cajera consultada en un local en el casco central de la ciudad.
–Carecemos de personal de vigilancia y uno no sabe si te pueden esperar afuera, así que lo máximo que hacemos mis compañeras y yo es notificar al encargado cuando una persona hace la cola varias veces para que él decida si se le sigue vendiendo o no (…) A veces son tan descarados que revenden el pan al final de la cola y la gente desesperada por irse a su casa termina sucumbiendo a la oferta.
En la mira
Aunque las autoridades nacionales han hecho amenazas públicas de castigar a los encargados de panaderías que “fomenten” la formación de colas para llevar sus productos regulados, cada día es más habitual ver personas en las afueras de estos locales para llevarse las canillas que aunque no deberían pesar menos de 130 gramos, cada vez son más escuetas.
“Bien lejos quedó la imagen del campesino que alcanzaba para cenar toda la familia, ahora parece una canilla”, se quejó Franklin Requena, quien señaló que vio cómo una señora a quien le vendieron más pan de lo permitido se apostaba en su carro un par de cuadras después para ofrecerlo con sobreprecio de hasta 400 %.
“El venezolano tiene mentalidad rastrera, no le importa jugar con la necesidad ajena para garantizar ganancias para su bolsillo. Mientras el bachaqueo siga en las mentes de los criollos no saldremos de esta crisis que nos arropa a todo nivel”, denunció Oscar Bruzual, vecino de la urbanización Alto Verde de Los Teques
Otras denuncian que salen a flote en medio de la situación país es que son pocas las panaderías donde ofrecen las versiones reguladas de los productos. “Uno llega y te quieren vender un pan gallego hasta en Bs. 800 o el paquete de pan cuadrado en 1.600”, se quejó Fernando Suárez.
Ante la queja, panaderos consultados salieron al paso señalando que el precio regulado de la canilla está por debajo del costo real que debería tener. “Como siempre, fijan montos que están fuera de toda realidad; nos quieren llevar a la quiebra”, explicó quien se refugió en el anonimato para evitar “visitas inesperadas”.
–Una canilla debería estar por el orden de los 200 bolívares, estamos hablando del doble, como para que deje un margen mínimo de ganancia (…) El propio Gobierno está acorralando a los comerciantes y generando la crisis, como se ve en los numerosos comercios que se niegan a expender mercancía regulada porque es poco rentable sobretodo si se compara con los riesgos a los que se exponen en medio de las aglomeraciones de compradores desesperados.gf
Johana Rodrí[email protected]/@michellejrl