Érica Villaparedes, progenitora, elevará el caso al Cicpc Los Teques para que investiguen hasta las últimas consecuencias “y más familias no vivan este desgarrador dolor”.
La carencia de especialistas en el principal nosocomio de la entidad mirandina sigue opacando la imagen del centro asistencial ubicado en la ciudad del clima ideal
“Está muy blanco” y “no me gusta la rigidez que presenta” fueron los únicos comentarios emitidos por enfermeras que alertaron que algo no estaba bien con el pequeño Sebastián Josué Guitian Villaparedes, nacido en el Hospital Victorino Santaella (HVS) la mañana del jueves y fallecido la mañana de este domingo.
“El martes sentí unas contracciones y fui al médico, como no estaba lista me devolvieron a mi casa. El jueves en la mañana volvieron los dolores con una intensidad que no permitieron que volviera a Caracas, donde teníamos pensado que naciera”, relató Érica Villaparedes a las puertas del centro asistencial.
–Nos fuimos al HVS y de inmediato nos atendieron. Fue un parto natural, sin complicaciones. Mi ángel nació a las 10:47 a.m. y me subieron a piso. Posteriormente me dijeron que lo meterían en incubadora por el color; como nadie explicaba mayor cosa yo asumía que había tragado un poco de líquido amniótico. Todo iba sobre la marcha, lo veía cada tres horas. En una ocasión lo iba a amamantar y me lo quitaron porque no tenía fuerza para succionar y lo pusieron a dieta.
Ante la ausencia de neonatólogos, las enfermeras eran quienes se encargaban de los cuidados. “Mandaron a comprar yelko, la vía mariposita y otros insumos y mi esposo los halló; luego le tomaron una muestra para un examen y lo recogieron en un tubo que no era, mi esposo compró el correcto, lo llevó a la clínica y luego dijeron que no lo necesitarían, que estaba respondiendo bien al tratamiento y que cuando tuviera los cuatro días lo mandaban a hacer nuevamente”, relató.
Confiada en los reportes que le daban, se sorprendió cuando la noche de este sábado vio que su pequeño estaba poniéndose morado en sus extremidades. “Bajé hasta la emergencia y las dos residentes que estaban me dijeron que no podían subir a piso, que pidiera ayuda a las enfermeras”.
La residente de Los Teques volvió a subir y las enfermeras nuevamente intercedieron, aunque insistían en la necesidad de que el pequeño fuera visto por un especialista. “A las 5:00 a.m. de este domingo fue la última vez que lo vi y a eso de las 7:00 a.m. fueron a decirme que se había complicado y no hubo respuesta”.
–Doy a conocer mi caso porque no es el primer niño que muere y lastimosamente no será el último. Estando recluida en una habitación se reventó una tubería de aguas negras y en otra ocasión se reventó una tubería de aguas blancas; hay filtraciones y se habla de que el área pediátrica está contaminada, lo que explicaría el deterioro de mi bebé y de otros allí recluidos que corren peligro de tener el mismo desenlace que el mío.
Con la esperanza de que se haga justicia, Érica confiesa que no cree en el sistema. “No culpo a las enfermeras porque fueron las únicas consecuentes; señalo directamente a este Gobierno que tiene por el piso a nuestros hospitales, donde cada día hay menos médicos porque son mal pagados. No hay insumos ni especialistas y para presumir de una gestión siguen recibiendo a los pacientes y jugando con su vidas. Quienes no tienen para costear una clínica están condenados al peor destino”.
En horas de la tarde de este domingo los familiares estarían denunciando el caso ante la subdelegación local del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), para que abran un expediente, inspeccionen el nosocomio y verifiquen si procede como caso de negligencia médica.
Aunque le indicaron que presentara a Sebastián Josué para darle el acta de defunción y entregarle el cuerpo, el servicio que funciona en el piso dos estaba cerrado, por lo que tendrán que esperar hasta hoy lunes.gf
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Foto: Alfredo Pereira