Vecinos del barrio El Nacional están “pasando las de Caín” desde que el miércoles pasado, por motivo de las lluvias torrenciales que se presentaron en la ciudad, sus hogares se inundaran, dejando pérdidas materiales prácticamente irreparables.
Las contundentes precipitaciones afectaron a un aproximado de 50 viviendas, además de que un gran número de electrodomésticos resultó dañado; desde televisores, hasta reproductores de sonido. También colchones, camas y muebles.
A tan solo días del acontecimiento, lugareños aseguran estar “consternados”, debido a la condición de sus casas y pertenencias. Esto sin mencionar el gran susto que pasaron durante esa noche en la que sus vidas estuvieron en peligro de muerte.
Carmen de Mahmud, una de las residentes del callejón principal, relató cómo el agua se hacía paso rápidamente hasta inundar completamente su vivienda.
“Se podía escuchar cómo golpeaba el portón que estaba cerrado con llave, hasta el punto de que el mismo no resistió y se abrió. Yo me encontraba en la cocina y no tenía forma de escapar”, explicó.
Manifestó que vecinos de la comunidad procedieron a ayudarla y a sacarla de la casa que ya había sido invadida por la creciente cantidad de agua.
“Me encontraron montada en la mesa de la cocina, esto lo hice para que la corriente no me arrastrara”, recordó la afectada.
Una notoria marca de humedad en la pared, por encima de la cabecera de la cama, indica el punto exacto hasta donde llegó el agua.
Asimismo, vehículos que se encontraban estacionados en el callejón, también resultaron afectados.
“El agua los tapaba”, comentó Wilmer Rodríguez, residente de este barrio desde hace más de 50 años.
–Salvamos lo que pudimos, algo de ropa y un par de colchones para poder tener en donde dormir, sin embargo, muchos vecinos de otras comunidades nos han ayudado prestándonos cosas.
Aseguran que los cuerpos de bomberos prestaron atención especial y que ayudaron a cada uno de los perjudicados a desalojar de la manera más segura posible.
“Estuvieron socorriéndonos hasta el último momento”, comentó otro lugareño.
Manifestaron que ningún ente gubernamental se presentó el día de ayer, aunque el alcalde del municipio Guaicaipuro, Francisco Garcés, hizo acto de presencia horas después de las torrenciales lluvias.
Estos habitantes siguen a la expectativa, ya que afirman no saber a ciencia cierta si algún ente gubernamental les repondrá los artefactos dañados o si los ayudarán con la ahora necesitada remodelación de las viviendas.
Acceso limitado
Otra de las consecuencias del gran aguacero fue el colapso parcial de la Pedro Russo Ferrer. Un fragmento de la carretera cedió, dejando así una gigantesca tronera que entorpece el paso de vehículos.
“Ahora tenemos que rodear ese hueco y la barrera que le improvisaron para poder pasar y como ese canal de la carretera está cerrado en esa parte, el tránsito se vuelve mucho más lento”, comentó un conductor.
Las colas que ahora se generan son kilométricas, sin mencionar la cantidad de tierra que quedó en el lugar.
Transeúntes exigen que los trabajos para reparar esta falla, se agilicen, ya que se les dificulta el paso hacia la Panamericana.
“Las autoridades deben actuar lo más rápido posible”, concluyó.
Lugareños sostienen la hipótesis de que la inundación ocurrió gracias a que los sistemas de canales no estaban preparados para esa cantidad de lluvia, aunque, la alcaldía alega que aún hay que evaluar con más profundidad para conocer la causa exacta.
María Fernanda Pérez Cruz [email protected]