Quebrados en llanto o en silencio, cientos de miles de cubanos desfilaban el lunes por la Plaza de la Revolución, para rendir homenaje póstumo a su líder Fidel Castro.
La peregrinación al corazón político de La Habana donde Castro sedujo a multitudes con sus maratónicos discursos -casi siempre cargados contra el «imperio perverso»-, abrió una semana de tributo al padre de la Revolución cubana, que falleció el viernes a los 90 años.
Al mismo tiempo desde Estados Unidos, el mandatario electo Donald Trump, que llamó a Castro un «brutal dictador», amenazó con poner fin al acercamiento entre Washington y La Habana si no obtenía concesiones de la isla en materia económica y en derechos humanos.
«El pueblo cubano nunca va a ceder un paso atrás. La guía de Fidel es histórica. ¡Trump es un estúpido!, con declarar esas cosas en estos momentos que el pueblo está de luto», dijo furioso Mauricio Paz, un exguerrillero de 76 años.
El malestar con Trump se coló en las largas filas que pacientemente hacían los cubanos de todas las edades, para entrar al memorial José Martí, donde se levanta un sobrio altar de flores blancas con la imagen de un Fidel de barba negra, erguido, con morral de guerrillero.