El estruendoso sonido de un carro a exceso de velocidad interrumpió la tranquilidad de la noche. Unos sujetos a bordo de un vehículo blanco huían de la escena. Habían sido sorprendidos robando los cauchos de un carro estacionado en la primera etapa de las residencias El Encanto; los vecinos comenzaron a lanzarles botellas y tuvieron que abortar su misión delictiva.
Escenas como esta se repiten a diario en las comunidades altomirandinas, donde los delincuentes actúan a su “cancha”.
Refieren los vecinos de El Cabotaje que una banda motorizada los mantiene azotados.
Declaran que constantemente son víctimas del hampa, pues motorizados aprovechan la soledad de la vía principal para cometer sus fechorías. “Cada mañana asaltan a los que están en la parada”, comentó Julio Mendoza, vecino de la tercera etapa de El Encanto.
Según comentan las autoridades, el cuadrante de seguridad es responsabilidad de la Policía Nacional Bolivariana, a quien le corresponde el patrullaje. “Ni contestan las llamadas ni hacen recorridos”, dijo José Peña, conductor de un autobús de la ruta.gf
Daniel Murolo
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