Después de 37 años de actividad periodística La Región conmemora un nuevo aniversario, no como quisiéramos hacerlo, en una edición impresa como todos los años. Pero al fin no podemos dejar pasar esta fecha sin hacer nuestra reflexión en una editorial que deje claro que nuestra voluntad de seguir informado está intacta y si no se puede ahora porque la pandemia y otras razones han debilitado nuestra estructura, al menos por esta vía vamos a hacerlo.
Venezuela esta sometida a una dura prueba en la que la sociedad esta limitada por distintas vías y el país esta prácticamente arruinado. Ya ni siquiera el petróleo que fue nuestro estandarte internacional se ha salvado del desastre. Hoy reducida la producción a su mínima expresión, el país no dispone de los ingresos que éste generaba y ni siquiera de gasolina para satisfacer nuestras necesidades. Los servicios públicos golpeados por la desidia y la improvisación representan un impedimento para tener una vida medianamente confortable y el costo de la vida representa un obstáculo insalvable para los venezolanos, no sólo por la inflación y la dolarización, sino también por la desafortunada gerencia pública que por su ineficiencia y corrupción ha destrozado el aparato público y el productivo, para hacer más penosa la vida del venezolano.
Por otra parte las libertades básicas cercenadas, el estado de derecho conculcado y las garantías constitucionales disminuidas para quien pretenda ejercerlas.
Al desabastecimiento y todos los males que hemos mencionado se suma la pandemia del covid -19 que aunque parezca mentira es utilizada por el sector oficial para restringir aún mas la vida de nuestros conciudadanos.
¿Frente a este panorama sombrío que tenemos? Existe una oposición divorciada de la realidad que no entiende cuál es el camino a seguir. El liderazgo opositor ha estado carente de lógica y no entiende dónde está y quién es el verdadero adversario. Todos están sumergidos en una práctica alejada del interés nacional, haciendo sombras a pesar que el pueblo venezolano está ahogado en un destino incierto. Ya es hora de renunciar a intereses subalternos, para sumar una gran voluntad al servicio del país. Si no lo hacen la historia les pasará factura, por haber contribuido a demoler a Venezuela.José Materán
Editor
Venezuela esta sometida a una dura prueba en la que la sociedad esta limitada por distintas vías y el país esta prácticamente arruinado. Ya ni siquiera el petróleo que fue nuestro estandarte internacional se ha salvado del desastre. Hoy reducida la producción a su mínima expresión, el país no dispone de los ingresos que éste generaba y ni siquiera de gasolina para satisfacer nuestras necesidades. Los servicios públicos golpeados por la desidia y la improvisación representan un impedimento para tener una vida medianamente confortable y el costo de la vida representa un obstáculo insalvable para los venezolanos, no sólo por la inflación y la dolarización, sino también por la desafortunada gerencia pública que por su ineficiencia y corrupción ha destrozado el aparato público y el productivo, para hacer más penosa la vida del venezolano.
Por otra parte las libertades básicas cercenadas, el estado de derecho conculcado y las garantías constitucionales disminuidas para quien pretenda ejercerlas.
Al desabastecimiento y todos los males que hemos mencionado se suma la pandemia del covid -19 que aunque parezca mentira es utilizada por el sector oficial para restringir aún mas la vida de nuestros conciudadanos.
¿Frente a este panorama sombrío que tenemos? Existe una oposición divorciada de la realidad que no entiende cuál es el camino a seguir. El liderazgo opositor ha estado carente de lógica y no entiende dónde está y quién es el verdadero adversario. Todos están sumergidos en una práctica alejada del interés nacional, haciendo sombras a pesar que el pueblo venezolano está ahogado en un destino incierto. Ya es hora de renunciar a intereses subalternos, para sumar una gran voluntad al servicio del país. Si no lo hacen la historia les pasará factura, por haber contribuido a demoler a Venezuela.José Materán
Editor