Aunque Salvador Ferrara es Ingeniero Mecánico, su pasión por el deporte, específicamente por el béisbol, lo hizo encaminar su vida, ¡y de qué manera! a esa disciplina deportiva que le ha dejado grandes loas y satisfacciones personales y profesionales. Hoy el reconocido coach en un diálogo franco nos cuenta de esos logros, de sus expectativas en un año atípico y de sus planes profesionales, además de confesarnos en exclusiva su debut en otra área donde incursionará, pero siempre apegado a su vocación y amor al béisbol.
¿Desde cuándo se sintió atraído por el béisbol?
Me inicié a temprana edad en un equipo llamado “Los Davalillos”, de Propatria, impulsado por la familia del mismo nombre, donde apoyaban con la divisa Vitico, Pompeyo y su familia. Allí estuve en mis años infantiles como jugador, pero debo confesar que fui un jugador promedio, no era de los más sobresalientes pero hacía mi cumplía, pero eso me sirvió como un extraordinario aprendizaje para mi posterior labor como entrenador.
¿Qué nos puede contar de esos inicios?
Todo comenzó con la necesidad de ayudar de alguna manera a la comunidad, a esos niños que uno observa en la calle de manera ociosa y lo mejor para combatir eso es el deporte, en particular para mi, el béisbol, viendo la falta de entrenadores incursioné como tal a medio tiempo con cualquier niño o grupo de niños que necesitase de mi enseñanza. Con el pasar de los años terminamos dirigiendo una de las principales divisas ganadoras del Distrito Capital llamada “Los Cardenalitos”, mi esposa como tesorera y yo como directivo principal.
¿Cómo describe su labor de coach?
Es ser un guía, un líder inspiración para su entorno, los padres somos coach en nuestros hogares, para mi ser coach fue y sigue siendo el complemento esencial en mi vida como familia y en mi vida profesional. En mi casa se respira el béisbol, nos comunicamos muchas veces con expresiones beisbolísticas, tanto con mi esposa, como con mi hijo. Recorrí casi todos los estados de mi país representando a Distrito Capital como Manager obteniendo grandes triunfos y lo más extraordinario es ponerme la camisa Vinotinto representando a Venezuela, hoy día estoy haciendo lo mismo representando a la ciudad de El Doral, recorriendo algunos estados como Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte, en conclusión me siento muy orgulloso y exitoso como coach.