El Gobierno endureció las restricciones a principios de enero por las elevadas cifras de contagios y muertes. La medida provoca colas en los comercios desde la madrugada Decenas de personas esperaban pacientemente en la calle la apertura de los almacenes Primark más grandes de Europa, en Birmingham, a las seis y media de la mañana de este lunes. En Londres, algunos ciudadanos desafiaban un frío desangelado para celebrar con una cerveza, o una copa de prosecco, la reapertura de las primeras terrazas con licencia para servir alcohol durante todo el día. El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, ha pedido prudencia a los británicos en el inicio de la desescalada, a pesar de que él mismo anunció que acudiría a algún pub local a celebrar la “libertad recuperada” con una pinta.
El luto oficial por el fallecimiento de Felipe de Edimburgo ha truncado los planes del primer ministro, pero no los de cientos de personas que esperaban con ansia la reapertura de restaurantes, bares (solo los que dispongan de espacios exteriores), comercios, gimnasios, peluquerías y salones de manicura. El Reino Unido estaba cerrado a cal y canto desde principios de enero, cuando las elevadas cifras de contagios y muertes desataron la alarma y obligaron al Gobierno a imponer un nuevo confinamiento. La variante del virus más contagiosa originada en el país, que ha acabado siendo predominante en otros Estados europeos como España, empeoró la situación. Las medidas de distanciamiento, mucho más estrictas y vigiladas que durante la primera ola, y el buen ritmo de la campaña de vacunación —un 48% de la población ha recibido ya una primera dosis, y un 11,2% el tratamiento completo— han mejorado drásticamente las estadísticas.
El último dato diario, de este lunes, señala 3.568 contagios y 13 muertes. Las cifras del primer día de la semana, con el retraso anterior de sábado y domingo, suelen actualizarse al alza horas después, pero marcan una tendencia de drástica reducción de los casos. En las últimas semanas, sin embargo, la curva se ha aplanado ligeramente. A mediados de enero, el número diario de contagios rondaba los 60.000. El Gobierno de Johnson ha advertido de que durante el mes de abril el ritmo de la vacunación disminuirá notablemente. Los problemas en el suministro de dosis, y la necesidad de reservar los medicamentos acumulados para los ciudadanos que deben recibir ya la segunda inyección, han trastocado ligeramente los planes del Ejecutivo. Aun así, casi medio millón de ciudadanos recibieron su primera inyección este domingo. El sistema público de salud británico distribuye ya las vacunas de Pfizer, AstraZeneca y Moderna, las mismas que se usan ahora en España. El Gobierno da por prácticamente alcanzado su compromiso de inmunizar a los mayores de 50 años y a la población más vulnerable para el 15 de abril, y comenzará a avisar esta misma semana a los mayores de 40 para que acudan a vacunarse.
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