Las orillas del Lago de Maracaibo, el más grande de Venezuela, son espesas y verdes, y si alguien lanza allí un objeto liviano no se hunde, pues la acumulación de petróleo, producto de numerosos derrames, y la proliferación de una bacteria sólida en la zona han creado un pantano, cuya putrefacción afecta a la salud y a la economía de los lugareños.
La situación es, según pobladores y ambientalistas, una emergencia, algo que el gobierno descartó, aunque admitió que existe un problema por la proliferación de la bacteria llamada «verdín», sin mencionar los derrames de crudo, pero aseguró que esto no afecta las «excelentes condiciones» en que se encuentra el estuario.
Quienes viven en las costas aseguran lo contrario.
Pérdida total
José Luzardo, de 48 años de edad, de los cuales pasó los últimos 35 dedicado al procesamiento de pescados en las orillas del lago, dice a EFE que, aunque lleva años lidiando con la contaminación en estas aguas, nunca había observado el espesor y mal olor actual, lo que ha ocasionado prácticamente una «pérdida total» en su negocio.