
La hora del terror es descrita por los habitantes de Matica Abajo como aquella en la cual se escucha el sonido de una moto a sus espaldas y un ‘‘pégate para allá y dame el celular’’.
Esa frase es el anticristo para los residentes de la comunidad ya que no hay día o noche en los cuales el hampa no haga de las suyas con los cada vez más frecuentes atracos en la zona.
‘‘Sean las 6:00 am o las 10:00 pm, la inseguridad no te pela’’, afirmó Indira Mujica, quien habita en Residencias Parque Las Américas desde hace 15 años. ‘‘En todo el tiempo que tengo viviendo aquí esto es considerado zona roja, los malandros son los dueños del sector’’, aclaró.
La policía nunca ha hecho frente a las bandas delictivas que en la región operan, según explicó Mujica, detallando que son pocas las veces en las cuales Polimiranda o Poliguaicaipuro han montado guardia para resguardar la integridad de los residentes.
‘‘En la subida de la licorería es donde más atracan’’, comunicó, para luego especificar el modus operandi de los antisociales que se dedican a sacar sus aguinaldos de las víctimas diarias.
A los transeúntes siempre los abordan cuando la calle está más sola; ‘‘un motorizado con su parrillero se le paran en un lado, apuntándolo con pistola o cuchillo mientras le piden el celular, la cartera y demás objetos de valor’’, explicó quien aseguró haber presenciado más de un robo en la vía.
Por su parte, quienes viajan sobre dos o cuatro ruedas deben estar atentos al momento de su ingreso a Matica Abajo puesto que una alcantarilla en mal estado puede ser el detonante de un hipotético asalto.
‘‘Justo al frente de la licorería hay una alcantarilla levantada donde los carros y motos bajan la velocidad para no recibir un gran golpe; en ese momento en el cual desaceleran su marcha es cuando les caen los malandros para bajarlos de carro y quien sabe si hasta secuestrarlos’’, añadió Mujica.
De igual manera, Mujica resaltó la importancia de colocar un módulo de vigilancia en la zona con la finalidad de disminuir los actos vandálicos que desde hace años los azotan.
‘‘Esto no es de semanas ni de meses, este inconveniente ya hasta forma parte de la familia por así decirlo, por eso es indispensable que se coloque una especie de alcabala permanente por aquí, al menos para que los choros vean movimiento policial y se lo piensen dos veces antes de arrebatarle la cartera a alguien. Realmente estamos indignados y cansados de vivir con miedo de ser asaltados en nuestro propio sitio de residencia’’, apuntó.
Agua a cuentagotas
‘‘El malandraje’’, como fue llamada la inseguridad por la residente, no es la única preocupación de los que viven en Matica Abajo y los sectores aledaños, puesto que ‘‘a veces hay que esperar que llueva para sacar tobitos y llenarlos para poder tener algo con que bajar la poceta o cosas por el estilo; el surtido de agua aquí es pésimo’’, aseguró Indira.
El agua en ocasiones viene religiosamente los días miércoles y domingo, pero son muchas más las veces en las cuales el preciado líquido desaparece de la comunidad por más de veinte días.
‘‘Aquí perdimos el tabú de cierto modo, si no te bañaste, no te bañaste, ya se acabaron los malos chistes sobre eso porque todo el mundo se encuentra sufriendo lo mismo’’, cuenta.
Según su testimonio, hasta las toallitas húmedas se pusieron de moda ante la poca afluencia de agua por la tubería. El que tiene el poder adquisitivo para comprar toallitas perfumadas, lo hace y medio resuelve el problema del higiene, sin embargo hay otros que optan por ir a bañarse a casa de algún conocido y sino, colocarse colonia para disfrazar algún mal olor.
A las 8 ya no hay transporte
En parte, uno de los responsables indirectos de los robos es el horario en el cual trabajan los transportistas de la ruta, ya que a las 8:00 pm muchas personas se quedan varadas en el centro a la espera de alguna unidad de transporte.
‘‘O gastamos 200 bolívares en un taxi o nos arriesgamos a subir a pie y estar expuestos a la mala intención de algún choro (…) es vital que al menos hasta las 9:30 haya algún carro de la línea para subir’’, finalizó.
Frederick Ortiz
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