
Responder quién lleva los pantalones en casa no es cosa fácil, más si se trata de una pareja en la que ambos trabajan y aportan para los gastos conjuntos que incluyen pagar el condominio o alquiler, según sea el caso; hacer mercado, pagar los servicios básicos y pare usted de contar.
Sin embargo, y contra la creencia de muchos, estudios recientes señalan que cuando de gastos cotidianos se trata, son las mujeres quienes llevan la batuta y no necesitan llamar a un amigo o consultar a la audiencia, situación que cambia cuando se trata de inversiones (comprar un auto, un inmueble, o hacer alguna inversión financiera), para lo que suelen pedir asesoría a su pareja sentimental.
Igualmente, el estudio realizado por una empresa privada a 1.129 mujeres de nivel socioeconómico A, B y C, con edades comprendidas entre 25 y 65 años, arrojó como resultado que 33 % de las consultadas toma las decisiones en materia financiera por sí misma; 25% dice hacerlo consultando a su cónyuge y otro 26% afirma que ambos comparten las decisiones en igual medida. Una minoría, 10%, señala que lo hace el cónyuge consultándola a ella, y 2% indica que es el marido es quien se ocupa absolutamente de esas cuestiones.
Según especialistas consultados en materia de economía y hogar, a medida que aumenta la contribución económica de las mujeres al sostenimiento del hogar tienen más poder de decisión, existiendo tres perfiles de comportamiento.
Las primeras son definidas como emprendedoras, generalmente son las «jefas de hogar», mujeres casadas con hijos, separadas o solteras, con una actitud proactiva (muchas son profesionales independientes o manejan sus propios negocios y empresas), y presentan el mayor poder de decisión.
El segundo grupo está conformado por las conciliadoras, aquellas que se animan «de a poco» a influir pero la decisión final la toma su pareja. Un dato alentador es que una tercera parte de ellas quiere tener un rol más protagónico.
La tercera clasificación la constituyen las reticentes que básicamente son mujeres negadas al tema financiero. Dejan las decisiones en manos de sus parejas o padres en el caso de las que aún no dejaron el hogar familiar. En este segmento, sorprendentemente, hay un gran porcentaje de mujeres jóvenes.
Racionalidad
Pese a que los expertos en mercadeo señalan que las compras son más emocionales y que las mujeres son consumidoras por excelencia, se descubrió que las féminas son muchos más racionales cuando de tomar decisiones financieras se trata, siendo incluso más precavidas que los hombres, quienes en ocasiones no evalúan los riesgos de la compra y su ganancia. En tal sentido, según la encuesta, más mujeres dedicarían el dinero extra en arreglos del hogar y no en lujosas vacaciones.
Un estudio similar realizado en Colombia por una compañía financiera, determinó que «la principal desventaja que tienen las mujeres a la hora de invertir es que los asesores financieros no les recomiendan las opciones más rentables, que por lo general son las más riesgosas».
En tanto, un rasgo distintivo en el caso de las inversoras argentinas es que la debacle de 2001 y 2002 aceleró su participación en las decisiones financieras del hogar (4 de cada 10 encuestadas dijeron ser el «principal sostén económico» de su familia). También conviven con un alto grado de incertidumbre en el contexto en el que toman sus decisiones. Su visión es absolutamente práctica y proyectan a corto plazo por los ciclos que les tocó vivir.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl