Leandro Rodríguez Linárez
Nos ocurre algo supremamente complejo, desde el 12 de febrero estudiantes comenzaron con sendas protestas nacionales que exigían al gobierno liberará los dólares a los medios impresos, la reconsideración de los presupuestos universitarios, el cese de la inseguridad, la escasez, inflación, entre otras exacciones, lamentablemente las manifestaciones caraqueñas fueron atacadas por colectivos motorizados lo cual generó el primer día 3 fallecidos, hasta el momento de escribir este artículo suman 18. Todo ello ha engendrado fuertes reacciones estudiantiles a las que se han sumado múltiples sectores de la sociedad civil, exigiendo cambios radicales. Por otro lado, el gobierno liderado por el Presidente Maduro plantea que la violencia suscitada es promovida y llevada acabo por los sectores detractores de su gestión, a fin de propiciar un caos total y, como diríamos criollamente, pescar en río revuelto. Sea como sea, el panorama es muy cuesta arriba, la gran interrogante para los manifestantes del país es ¿aceptarían un dialogo, mismo que mantendría a la actual administración nacional pese a todo lo que ha ocurrido o lucharán hasta lograr la dimisión del actual jefe del ejecutivo nacional? Por otra parte, el gobierno también afronta la siguiente interrogante compuesta ¿aceptaría las exigentes presiones de los protestantes aceptando modificar u omitir el “Plan de la Patria”, punto neurálgico de la promesa electoral del Presidente Maduro, o resistirá hasta donde las manifestaciones nacionales logren aguantar, con todo lo que ello implica? Al sol de hoy nada luce claro, sobre todo porque los líderes políticos opositores parecen no tener el control de lo que ocurre en el país, los estudiantes guían la batuta, la orquesta son las mismas comunidades multiclases. Ahora bien, el país presenta una coyuntura aterradora, viene de ser la inflación más alta del mundo, con angustiante escasez, sin empleo formal, estrictamente importadora y más petroleodependiente que nunca, realidades imposibles de ocultar que afectan a todos los venezolanos, sin distinción de clase social, es por ello que arrojo otra interrogante ¿es probable una guerra civil? Por lo visto no porque, a casi un mes de confrontación, la clase social rebelde es la opositora, versus los mecanismos represivos del Estado, la clase social “chavista” no ha salido a defender su “revolución”, por lo que no da indicios de una guerra civil, sino de una población que se opone al gobierno y del otro lado un gobierno que lucha por mantenerse. @leandrotango
