Más fría que nariz de pingüino se encuentra la venta de uniformes en la capital mirandina, donde cada vez son más los tarantines que exhiben monos, camisas y pantalones escolares.
“Conozco más de un representante que le saca la chicha a la ropa hasta que al chamo no le quede”, comenta entre risas Nohelia Pérez, quien tiene su tarantín en las inmediaciones de la calle Miquilén de Los Teques y lo único que hizo este sábado en la mañana fue responder la curiosidad de quienes transitaban por la zona “porque todo el que se paró fue a preguntar pero nadie compró”.
Como ella son muchos los comerciantes que se encuentran desesperados porque las ventas no han arrancado, “a diferencia de años anteriores, cuando uno para esta fecha estaba haciendo dinero con los uniformes”.
-Sin embargo, se trata de una situación generalizada, pues hablo con mis compañeras que ofrecen desde pantaletas hasta pijamas pasando por ropa para damas y caballeros, y dicen que están igual de mal y eso que los precios se han mantenido bastante similares al año pasado.
Al igual que en las librerías visitadas, los vendedores informales esperan que a partir de la primera quincena del mes los padres se activen en la adquisición de los productos necesarios para el nuevo año escolar.
“Antes uno esperaba con ansiias la llegada de temporadas como vacaciones escolares y diciembre para aumentar las ganancias pero ahora hay una apatía generalizada sin importar la época del año”, sentenció la entrevistada.