En el marco de la sociedad del conocimiento y del aprendizaje permanente, la educación de calidad se convierte en la pieza clave para la inclusión y cohesión social; haciendo la salvedad de que no existe un concepto universal de calidad aplicable a la educación
Pero aceptando como premisa que todo sistema educativo ha de estar en capacidad de incorporar las novedades que se producen en el mundo académico.
Al considerar el tema, no intentamos abordarlo como una crisis del proceso de enseñanza-aprendizaje, ni de la rutinización de las prácticas escolares ni de obsolescencias de los contenidos curriculares ni de la ineficiencia de los resultados finales, sino de una crisis que afecta a la sociedad en su conjunto y a la economía en particular.
Siendo así, el sistema educativo eficiente no será, entonces, aquél que tenga (por ejemplo) menos costo por alumno sino aquél que optimizando los medios de que dispone sea capaz de ofrecer educación de calidad a toda la población.
Sea propicio señalar que en mucho la organización curricular sólo incluye contenidos de las asignaturas y algunas otras especificaciones relativas al plan de estudios, sin profundizar en aspectos referidos a la formación de personas altamente creativas lo cual no soslaya las enormes deficiencias que se suceden en las matemáticas y el manejo del lenguaje, habilidades cruciales para el desarrollo del pensamiento lógico, manejo de conceptos y la solución de problemas complejos.
Se reconoce como condición necesaria la relevancia de la formación de capital humano y físico y del avance tecnológico impulsado por la inversión y aplicación del progreso científico a la luz de mejorar y modernizar los procesos productivos.
En el sistema económico, dos son las áreas mínimas de compromiso del sistema educativo: (1) la formación para el mundo productivo y (2) aporte científico para el desarrollo; aspectos muy distintos a la simple formación para un puesto de trabajo, por el contrario ha de transmitir masiva y tempranamente las operaciones de pensamiento lógico y las actitudes y conductas acordes con el crecimiento económico, que como señaló el premio Nobel de Economía 1998, Amartya Sen «es necesario invertir en salud, educación y productividad de la gente para mejorar el desarrollo de los países».
Puede concluirse que las economías pueden incrementar su competitividad tanto por la presencia de una educación de calidad como por el aumento en el ingreso y remuneraciones de los trabajadores como respuesta a su patrimonio educativo; en caso contrario el sistema educativo haría una irrelevante contribución al crecimiento económico.
Una educación de calidad ha de propiciar la modernización de la estructura productiva a través del capital humano, en aras de alcanzar altas y sostenidas tasas de expansión económica y de generación de empleos dignos; y donde la educación superior ha de participar firmemente mediante la innovación.
Cara al futuro, Venezuela requiere de un sistema educativo comprometido con la formación integral de la persona, habida cuenta del impacto que tiene una educación de calidad sobre el desarrollo económico, lo cual se traduce en un incremento del ingreso personal y de la productividad en un contexto de igualdad económica de la sociedad expresada en mayor bienestar y profunda cohesión , teniendo como norte la equidad social entendida como el que la mayoría tenga igualdad de acceso y de oportunidades.
Jesús Alexis González