A pesar de que desde comenzaron su relación han hecho todo lo posible por no ser fotografiados juntos, parece que poco a poco, y debido a la estabilidad de su noviazgo, ya no les importa que les vean disfrutando de románticas veladas en pareja o salidas nocturnas con amigos comunes.
La agenda de compromisos del príncipe Harry le ha llevado al otro lado del mundo, concretamente a Sidney, donde este fin de semana ha estado de visita oficial. Por eso, quiso aprovechar hasta el último minuto de su estancia en Londres para estar con su novia, Cressida Bonas.
Así, hace unos días les vimos abandonando la céntrica sala Tabernacle en el conocido barrio Notting Hill, donde acudieron al concierto del cantante británico James Blunt junto a la princesa Beatriz y su novio, Dave Clark. Al día siguiente, Harry y Cressida no quisieron perderse el musical The Book Of Mormon y se dejaron ver en el Teatro Príncipe de Gales, donde levantaron una gran expectación y volvieron a convertirse en el centro de todas las miradas. A pesar de la lluvia de fotógrafos y periodistas, la pareja intentó hacer todo lo posible por pasar desapercibida mezclándose con el resto del público, pero sus esfuerzos fueron en vano.
Al parecer, desde que se conocieron el príncipe ha intentado mantener a su novia alejada de los focos para evitar la presión mediática porque no quiere que eso pueda afectar a su relación. De hecho, si hay algo que ha caracterizado su romance en todo momento ha sido la discreción, ya que hasta ahora nunca habían sido fotografiados juntos.
Agencias