Durante siete años, (1998-2005) el líder más emblemático de Los Verdes, Joschka Fischer, ejerció como ministro de Exteriores
Cuando Los Verdes nacieron como partido político, en un lejano 13 de enero de 1980, el periódico liberal Süddeutsche Zeitung señaló que la posibilidad de que la política exterior de Alemania dependiera del nuevo partido provocaba “deslumbrantes pesadillas”. El legendario político bávaro Franz-Josef Strauss fue un poco más lejos y denunció que la nueva formación se convertiría en “el caballo de Troya del comunismo”.
Los temores eran infundados. Durante siete años (1998-2005), el líder más emblemático de Los Verdes, Joschka Fischer, ejerció como ministro de Exteriores de Alemania y desde esa posición acabó con el pacifismo del partido al apoyar el envío de soldados alemanes a combatir primero en Kosovo y posteriormente en Afganistán, dos acciones que han hecho posible que la formación regrese nuevamente a una mesa de negociaciones, esta vez para formar una alianza que parecía imposible hace 33 años.
er, ocho dirigentes nacionales de Los Verdes, convertidos ahora en representantes de un partido ecologista pequeño burgués, pero marcados por un pobre resultado en las urnas (8,4%), volvieron a protagonizar un encuentro de alto nivel, esta vez, destinado a formar una inédita alianza gubernamental federal con el ala conservadora del mundo político germano, la CDU y su aliado bávaro, la CSU.
Después de una reunión que se prolongó durante casi tres horas y que enfrentó a la canciller Angela Merkel con la nueva líder de los Verdes, Katrin Göring-Eckardt, las tres formaciones señalaron, sin revelar los detalles de lo conversado en los salones de la Sociedad Parlamentaria alemana de Berlín, que habían acordado volver a reunirse el próximo martes.
Los portavoces de los tres partidos calificaron el ambiente del encuentro como “muy positivo», aunque el secretario general de la CSU, Alexander Dobrindt, admitió que había más cercanía con el SPD para formar un nuevo gobierno. Despues del segundo encuentro habrá una decisión para entrar en la fase de una negociación formal”, añadió.
“Hemos hablado seriamente y y la meta central es formar un gobierno estable”, dijo Cem Özdemir, copresidente de los Verdes, mientras que el secretario general de la CDU, Hermann Gröhe señaló que durante el encuentro las delegaciones habían reconocido las metas comunes, pero también temas donde aun había diferencias. “Ha sido una conversación muy abierta y centrada en los contenidos”, dijo.
Aunque la reunión fue calificada por ambas delegaciones como un “primer sondeo exploratorio”, el deseo de los representantes de seguir conversando abre el camino para el comienzo de una ronda de negociaciones formales, una posibilidad que le ofrece a la canciller Merkel seguir ejerciendo presión a los socialdemócratas del SPD para poder formar un nuevo Gobierno de gran coalición, sin tener que ceder a sus presiones.
El primer encuentro entre la CDU-CSU y los Verdes había despertado dudas y esperanzas en las filas de las dos formaciones que estuvieron separadas durante décadas por un abismo infranqueable. Pero el radical giro en política nuclear que dio la canciller y el resultado de las elecciones allanó el camino para el encuentro.
La reunión, aunque exploratoria, se inició marcada por la tragedia de Lampedusa, que costó la vida a más de 300 inmigrantes que intentaban llegar a la isla italiana. En vísperas del encuentro, los nuevos dirigentes de Los Verdes, Katrin Göring-Eckardt y Anton Hofreiter, señalaron la necesidad de que Alemania y Europa admitan a más refugiados y condicionaron su permanencia en la mesa de negociaciones a un cambio en la política alemana.
“Teniendo en cuenta la catástrofe de Lampedusa no podemos aceptar la política tendente a acoger el menor número posible de refugiados. Solo se podrán establecer conversaciones serias si esta posición cambia”, afirmó Göring-Eckardt, en una abierta crítica al actual ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, quien había dicho que Europa debía atenerse a sus políticas.
Pero, algo raro en el mundo político germano, la inflexible posición de Los Verdes recibió un casi incondicional apoyo del Gobierno federal, cuando la comisaria para temas de inmigración e integración, Maria Böhmer, señaló, desde el Süddeustche Zeitung que Europa y su país necesitaban una nueva política de inmigración.
“El Mediterráneo no puede seguir siendo una fosa común para los inmigrantes”, aseguró Böhmer. “Todas las fuerzas deben ser movilizadas y adoptar cambios para impedir que los refugiados encuentren la muerte a bordo de embarcaciones inapropiadas para navegar en alta mar”.
El primer acercamiento entre las dos delegaciones también puede ayudar a buscar un consenso en otros temas que siguen haciendo difícil una convivencia política entre los conservadores alemanes y los ecologistas. Por ejemplo, Los Verdes exigen abolir las ayudas estatales a las familias y piden una mayor inversión en jardines infantiles y en educación e investigación.
Agencias