Este es el momento para que el Gobierno actúe apegado a la Constitución y convoque al país a reencontrarse, aprovechando que no es un año electoral. Es el momento para impulsar la promoción de los derechos humanos y de aplicar la Carta Democrática Interamericana
Milos Alcalay
Concluidas las elecciones para designar a nuestros Alcaldes, se nos presenta una oportunidad para evaluar a grandes rasgos lo acaecido en el 2013 y dar algunas previsions sobre como debemos vislumbrar el 2014.
Acaso vivirá nuestro país los efectos de la Primavera Latinoamericana que tuvieron que enfrentar gobiernos de izquierda en América Latina con movimientos sociales de diversos tipos como en los casos en Brasil, Perú o recientemente, los saqueos en Argentina o las manifestaciones de Mexico, y en otras latitudes las manifestaciones multitudinarias de Ucrania? O por el contrario un indescifrable Otoño Iraní, en el que el Presidente Rouhani, se presenta como un enigma: no sabemos si es un lobo con piel de cordero; o un cordero con piel de lobo impuesta por los Ayatolas, o un lobo con piel de lobo. Lo cierto es que Iran sigue siendo una preocupación de todos sus vecinos por la injerencia en los asuntos del medio oriente y por la incertidumbre de la amenaza nuclear. Ojala nunca tengamos que vivir un invierno como es para los Sirios sufrir una guerra civil con más de 100.000 muertos, y de millones de refugiados ante una comunidad internacional incapaz de ponerse de acuerdo en el Consejo de Seguridad.
Lo más probable es que tengamos que soportar en el 2014 un verano caliente y desagradable, si es que Maduro no quiere entender que el mensaje de estas elecciones es que el venezolano quiere la unidad y que se deje de lado la radicalización de una “pseudo-revolución”; que se termine con el uso de un lenguaje confrontacional; que cese el abuso del poder central en detrimento de las regiones y del estado de derecho; que se supere la etapa del cierre de diarios, estaciones de radio y televisión independientes; que no se amenace con el control de las Universidades y escuelas.
Al mismo tiempo el elector quiere que se den soluciones mediante la aplicación de una responsabilidad compartida entre Gobierno Central, Regional y Local y que se ponga fin a la indiferencia y a la incompetencia oficial ante los múltiples problemas. Si no se logra unificar al país en base a los parámetros establecidos en la Constitución Bolivariana, se sufrirán las consecuencias del colapso existente: los reclamos de los sindicalistas se multiplicaran; las quejas de los damnificados en reclamo de viviendas dignas aumentaran; las amas de casa protestaran por el desabastecimiento; los presos políticos y exiliados exigirán con mayor vehemencia su libertad; los universitarios irán a la calle, todos reclamaremos mayor seguridad y lucha contra la corrupción desmedida venga de donde venga. Si todas esas indignaciones no se resuelven o se reprimen, podrían surgir brotes de violencia durante el 2014 con lo que podríamos sufrir las inclemencias de una primavera, de un invierno o de un otoño venezolano.
Este es el momento para que el Gobierno actúe apegado a la Constitución y convoque al país a reencontrarse aprovechando que no es un año electoral. Es el momento para impulsar la promoción de los derechos humanos y de aplicar la Carta Democrática Interamericana; dotarnos de un Poder Judicial independiente, de una Asamblea Nacional que cumpla sus funciones contraloras; de un árbitro electoral transparente y estimular la participación de una sociedad civil activa y reconocida. Utópico? Podría parecerlo. Pero si no opera ese cambio, la confrontación sera inevitable y lamentable el 2014.