A propósito de la celebración del Día del Internacionalista este 31 de enero, fecha que estoy casi seguro es desconocida por la mayoría de los venezolanos, me pareció importante ahondar más allá de lo que somos como profesionales y del papel que tenemos hoy en día en Venezuela.
Muchos ciudadanos a lo mejor asocian sus vagos conocimientos acerca de nuestro campo con el espacio “Brújula Internacional”, de Globovisión, conducido por el Internacionalista Julio Cesar Pineda, o a lo mejor muchos adeptos al Gobierno Nacional desconozcan que el Vicepresidente de la República, Jorge Arreaza y su Esposa, la hija del Expresidente Chávez, egresaron de la Escuela de Estudios Internacionales o incluso, muchos pensarán que opinando sobre asuntos internacionales, ya pueden ser llamados internacionalistas. Igualmente, estoy seguro que muchos compañeros de la carrera han pasado por la incómoda y divertida situación de explicarle una y otra vez a sus allegados que no estudiamos ni Comercio Exterior ni Negocios Internacionales, que no estudiamos esto porque hablamos muchos idiomas y que no sólo podemos ser Embajadores y trabajar en la Organización de Naciones Unidas.
Más allá del perfil profesional dado por el Libro de Oportunidades de Estudio (LOE), que nos describe como un profesional dotado de la capacidad para comprender y analizar los fenómenos que suceden en el mundo y de qué forma esto afecta a nuestro país, la Escuela de Estudios Internacionales en el caso de la Universidad Central de Venezuela, donde estudio actualmente, y estoy seguro que igualmente sucede en la Universidad Santa María, se forman profesionales competentes y altamente capacitados para enfrentar cualquier análisis de situaciones coyunturales que afecten el desarrollo de cualquier empresa pública o privada, oficina comercial, gubernamental o trasnacional del país, pues la formación metodológica y multidisciplinaria nos da la herramientas suficientes para desglosar, comprender, negociar y proponer soluciones a determinados problemas.
“¿Ah, no haces tesis? – y son cuatro años, no vale, eso debe ser un paseo”-, este diálogo es fácil escucharlo entre los estudiantes de Economía, Sociología, Administración y sobre todo de Estudios Políticos al referirse a nosotros los Internacionalistas. Bueno, señores, el objeto de estas líneas no es debatir sobre sus concepciones, erróneas cabe destacar, pues bien es sabido que toda carrera universitaria presenta su alto grado de dificultad.
Este poco conocimiento del gremio, podría venir dado por el hecho de que en nuestro país sólo dos Universidades incluyen esta licenciatura, y ambas ubicadas en la capital, lo cual deja en desventaja a gran cantidad de personas del interior interesadas en esta formación y que no cuentan con los recursos para trasladarse a Caracas. Esta situación contrasta con otros países de América Latina, como Argentina, donde la licenciatura en Estudios Internacionales o Relaciones Internacionales es ofertada por más de una decena de casas de Estudios Superiores y ni hablar de naciones como los Estados Unidos o Gran Bretaña donde la oferta es mucho mayor.
Otro punto importante y quizás el más neurálgico del futuro internacionalista es el referido al campo laboral, y es que muchas veces los mismos empleadores desconocen el perfil de nosotros como profesionales, o la poca oferta de puestos de trabajos en las áreas tradicionales donde se necesitan internacionalistas están copados por otros profesionales, lo que deja a muchos recién graduados “en el aire”. Como afirma Luis Daniel Álvarez, Profesor de la Escuela de Estudios Internacionales en la UCV y Secretario del Colegio de Internacionalistas de Venezuela “a los internacionalistas no se les ha dado el carácter de profesionalización merecido, lo que existe es un desconocimiento de las herramientas que poseemos”.
Los puntos anteriores me llevan a concluir que en cierta parte Venezuela ha sido “injusta” con el gremio, pues más allá que actualmente se estén viviendo circunstancias donde los intereses particulares prevalecen más que la profesionalización que tenga el individuo. En el caso de los internacionalistas el panorama es menos favorable, pues carecemos de una Legislación Pública que garantice el ejercicio de la profesión como la tienen los Médicos, Abogados o Contadores Públicos.
Más allá de los puntos negativos y sensibles respecto a ser un Internacionalista en Venezuela, creo que si tuviera que volver a elegir qué estudiar, no dudaría en elegir está carrera nuevamente, aunque el camino sea cuesta arriba, parto de la idea de que está en cada uno buscar la forma de destacarse y sobresalir en el competitivo mundo laboral, por muy cuesta arriba que pueda parecer el camino, como reza José Ortega y Gasset “Solo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos”.
¡Feliz día Internacionalistas!