Nicolás no duerme bien estos días, lo perturba percatarse que su poder se debilita y que perdió la herencia de pueblo que Chávez le dejó. Su tortura será mayor cuando la conciencia comience a cobrarle los asesinatos brutales que en su nombre y por su orden efectúan militares criminales
Paciano Padrón
A Hugo Chávez se le atribuye esta exclamación que hoy es pertinente. Lo que está pasando es lo que tenía que pasar, consecuencia de hechos y omisiones de un gobierno que no gobierna. En lo económico y social, el caos horrible que padecemos es producto de los reiterados errores, primero de Chávez, ahora acentuados por la mala copia de un Maduro inmaduro que no tiene idea ni de dónde está parado. En lo político se le cayó la careta al gobierno, ahora se nos presenta de cuerpo entero como lo que es, comunista y fascista, opresor del pueblo, al que no le importa masacrar si contribuye a su único objetivo: mantenerse en el poder. Protestar y enfrentar cívicamente al dictador es el camino, eso es lo que está pasando, estamos en la calle.
El desmoronamiento de la economía venezolana -que genera pobreza para todos y enriquecimiento solo para la boliburguesa cúpula podrida- es producto de un comunismo trasnochado que avanza en la última década y media, bajo la perniciosa tutela de Fidel Castro, quien enterró la libertad y la democracia en su país, llevando la economía del mismo al piso, pero logrando someter políticamente a su pueblo, apretándolo por el estómago. Cuando se fueron de Cuba quienes pudieron haberlo frenado hace ya medio siglo, Fidel echó las bases de la dictadura más longeva que tenga hoy el mundo.
Estoy absolutamente convencido, sin duda de ninguna naturaleza, de que el desplome de la economía venezolana y la muerte de sus empresas -generadoras de trabajo y riqueza- ha sido objetivo del régimen que estrangula la iniciativa privada en beneficio del crecimiento del Estado. Cada día tenemos más Estado y menos ciudadanos, Estado que se ocupa directamente de mal atender producción, importación y distribución de bienes, y empresa privada asfixiada por los controles. El pasado año 2013 -en momento de coyuntura como suele hacer el régimen- reunidos ministros y empresarios, estos últimos recibieron promesas del gobierno, que por supuesto no cumplió ni cumplirá. Prometió Maduro “acelerar la entrega de divisas, flexibilizar el control de precios y disminuir las trabas burocráticas”. Un año luego ha hecho exactamente lo contrario, ha profundizado el caos.
El hecho de que la producción nacional prácticamente no exista -por ser las empresas del Estado un desastre, las “expropiadas” inexistentes y las privadas ahogadas- ha generado una importación de casi todo lo que se consume, la mayor parte de lo traído lo ha sido a través de empréstitos. Ahora dólares no hay, estamos endeudados hasta el cogote y ya ni siquiera nos fían. Tal cuadro genera escasez de todo, inflación inclemente y desocupación creciente. Como si fuera poco, los servicios públicos son un asco, la salud del pueblo un desastre y la delincuencia pone la nota final con la perversidad de robos, violaciones y asesinatos.
¿Qué está pasando?, lo que tiene que pasar cuando el pueblo no está todavía totalmente aletargado, cuando aun puede ver y sentir que se le está yendo la vida, la libertad y la democracia. El pueblo entendió que la calle es el camino, que la protesta airada, firme y pacífica es la vía. Si seguimos sin querer ver lo que está ocurriendo, si continuamos pensando que esto va a pasar sin hacer nada para que pase, se atornillará el comunismo como en Cuba. El miedo a perder el poder desata la violencia del régimen fascista contra la protesta, pretendiendo frenarnos y devolvernos a casa, lo que no debe ocurrir. A Rosa Orozco -madre de Geraldine, asesinada por un G.N. que le disparó a la cara- le escuché decir en solicitud angustiada dirigida a los jóvenes: “Sigan en la calle, pero cuídense mucho porque Venezuela los necesita a todos”. El clamor entre lágrimas de Rosa Orozco nos obliga a seguir.
Nicolás no duerme bien estos días, lo perturba percatarse que su poder se debilita y que perdió la herencia de pueblo que Chávez le dejó. Su tortura será mayor cuando la conciencia comience a cobrarle los asesinatos brutales que en su nombre y por su orden efectúan militares criminales. ¿Qué está pasando?, que el pueblo ha decidido avanzar por el camino a su libertad. La lucha pacífica y cívica en la calle continúa.