Las protestas que por el ideal de libertad y de futuro encabezan los estudiantes encuentran en una población que ha sido empobrecida, moral y materialmente con ánimo de subyugarla políticamente, un poderoso eco porque el hambre y el desempleo real no se contrarrestan con consignas
Oswaldo Páez-Pumar
Sin duda esa consigna, título de este artículo, será considerada si no como el más acertado slogan electoral, al menos como uno de los mejores que pudieron concebir los creativos de la publicidad, sin padecer hambre y con un empleo muy bien remunerado como lo fueron y lo son los de los resteados con Chávez
Obviamente, como todo lo que atañe al manejo del comportamiento colectivo, el slogan no era un salto al vacío, sino más bien a uno de esos colchones elásticos que tienen la propiedad de hacer rebotar a quien se deja caer sobre ellos.
Los altísimos ingresos de los cuales aún no se habían apropiado los altos funcionarios del gobierno y del partido de gobierno, permitían contar con muchos colchones para que rebotaran en ellos las necesidades de un pueblo convencido de vivir en un país rico de cuya riqueza tenía derecho a tomar su parte; y que por lo tanto el mejor gobierno no era el que ofreciera trabajo y preparara a la población para el trabajo, sino el que ofreciera remunerar la ociosidad de quienes justamente por estar ociosos estaban disponibles todo el día y todos los días para marchar sin hambre, pero cacareando sufrirla.
Los ingresos siguen siendo inmensos pero la destrucción de las empresas productivas lo es todavía más, lo que implica cada vez menor producción nacional y más importación; y por lo tanto las posibilidades “misioneras” mucho menores, sobre todo si se toma en cuenta que a medida que el ocaso se acerca, la ferocidad de los enchufados por apoderarse del botín crece exponencialmente.
Las protestas que por el ideal de libertad y de futuro encabezan los estudiantes encuentran en una población que ha sido empobrecida, moral y materialmente con ánimo de subyugarla políticamente, un poderoso eco porque el hambre y el desempleo real no se contrarrestan con consignas. El gobierno lo sabe y eso explica la violencia desatada contra la juventud, porque tras ella viene la de los que están resteados porque no tienen nada que perder.
Allí está la explicación de la ferocidad de la represión que dirigen los cubanos apoderados de un gobierno infame y traidor, porque saben que sin Chávez, ni Maduro el saqueo de Venezuela para alimentar a Castro y a sus enchufados en la isla o aquí se les hará imposible.