4.251,78 es la cifra de la discordia. Representa el monto del salario mínimo de los venezolanos, el cual se ha quedado corto para cubrir la canasta básica que incluye desde los alimentos pasando por los servicios básicos hasta el alquiler.
“Yo invito a los funcionarios del Gobierno a que con ese monto vayan a un supermercado. En mi casa somos cinco, dos adultos y tres niños, entre ellos un lactante y nada más en comida gastamos mensualmente 10 mil bolívares y con el tema de la escasez que uno tiene que estar sacando dinero cada vez que ve algo en un supermercado, la cuenta asciende y se pierde de vista”, refirió Carolina González, habitante de Carrizal.
La cuenta de la entrevistada coincide con la de muchas familias venezolanas y con el más reciente informe del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) que detalla que para cubrir los gastos básicos hay que contar con 5,7 sueldos mínimos luego de que para agosto de 2014 la canasta básica alcanzara los 24.541,63 bolívares.
“Las cuentas saltan a la vista, no hay que tener una calculadora en la mano para concluir que el sueldo no alcanza”, dijo una molesta Karina Quintero, quien la mañana de este martes realizaba una cola en un abasto de la avenida Bolívar de Los Teques para adquirir un paquete de detergente en polvo.
–Yo tengo dos chamos y entre uniformes, zapatos, útiles e inscripciones gasté cerca de 30 mil bolívares y eso cazando ofertas y recorriendo tiendas para comprar lo más barato. Ahora tenemos a diciembre en la puerta y lamentablemente habrá que arroparse hasta donde llegue la cobija: mis niños ya saben que este año no les tocará ropita nueva y que para el Niño Jesús deben pedir algo sencillo porque como dicen por allí la masa no está para bollo.
Navidad aguada
Con lo engorroso que se ha vuelto cubrir lo básico, todo lo que no está presupuestado desbarajusta los bolsillos. “El domingo llevé a los niños a pasear y terminamos en el cine, sólo en entradas gasté casi 600 bolívares, a eso hay que sumarle las cotufitas y el refresco”, relató Gloria Jiménez, quien esta Navidad sólo hará hallacas, si acaso, el 24 y 31 de diciembre.
–Aquellas cenas fastuosas que solíamos realizar en mi casa son cosa del pasado. Los ingredientes de las hallacas no escapan a la escasez y la inflación reinante, así que compraré lo básico. Por fuera quedará la botellita de vino y ponche crema, así como las uvas importadas, peras y manzanas. En todo caso llevaré mandarinas que para la fecha serán la fruta más económica.
Como ella cada vez más personas analizan sus opciones para Navidad. “Cuando noté la situación tan difícil, la última vez que salí del país en abril opté por comprar los juguetes del Niño Jesús y los estrenos de las niñas; mi esposo y yo no nos mortificamos por ropa porque tenemos de sobra, pero ellas (de 5 y 7 años), tienen la ilusión y no pretendo quitársela por el tema país. La Navidad es una época especial por los niños, así que hay que hacer el esfuerzo”, añadió la vecina de Los Teques.
Los más afectados
Pocas son las personas que escapan a los problemas económicos. Según voceros de Cendas, las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reflejan que 60 % de los trabajadores del sector de la economía formal venezolana gana salario mínimo, lo que equivale a cerca de 8 millones de personas que no podrían adquirir la canasta básica que supera los 20 mil bolívares.
“Entre mi esposo y yo hacemos magia. Mis hijos no se pondrán ropa de marca ni habrán salido del país, pero nunca les ha faltado su ropita en diciembre y su Niño Jesús y este año no será la excepción”, confesó Urquiola Fernández, trabajadora informal de la avenida La Hoyada.
–No podemos negar que la vida está dura en el país y que a todos nos pegan en mayor o menor medida los aumentos y la escasez, también es cierto que querer es poder. No es fácil encontrar champú pero siempre tengo mi pelo limpiecito, aunque no sea fácil hacer las hallacas al menos prepararé para la cena navideña, así tenga que hacer un cola de 10 horas para comprar los ingredientes y pagar el doble del año pasado.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl