El domingo pasado hice una inmensa cola en un supermercado de Los Teques para comprar un paquetico de cuatro rollos de papel higiénico y entre los “coleros” estaba Jhonaiker Pérez, un amigo mototaxista de Guaremal que andaba en lo mismo. Al preguntarle cómo se sentía ante la humillación de pasar tres horas aguantando sol parejo, lluvia y humo de los carros frente al negocio donde lo vendían, me respondió que muy arrecho y frustrado porque el día que antes se lo dedicaba a su esposa Yomaira del Carmen y sus tres chamitos para llevarlos a la playita, ahora tenía que usarlo para hacer “turismo alimentario”; debido a que de allí saldría a hacer otras colas para ver si podía conseguir harina precocida, leche, café, azúcar, detergente y jabón para bañarse los cinco miembros de la familia.
Después de tres horas a la intemperie y hablando bajito por temor a que algún otro “colero” fuese un infiltrado gobiernero que nos pudiera “sapear” por conspiradores ante unos funcionarios militares que “cuidaban” la cola, cuando faltaba poco para entrar al supermercado, se acabó el papel higiénico y no pudimos comprarlo.
Al despedirnos, Jhonaiker prendió su moto y volteando la cabeza me dijo cosas en su peculiar jerga que me dejaron pensativo, pero que no por eso dejan de ser de una impecable profundidad intelectual: “Sergio Graffe, yo soy chavista pero no madurista. Será que Maduro quiere que volvamos a la época de mis tataraabuelos que se limpiaban el c…. con tusa de mazorca de maíz?. Esta humillación la estoy tomando como un ejercicio de entrenamiento electoral porque cuando lleguen las parlamentarias, me voy a desquitar con el “voto castigo”; y remató con un contundente: “si soy capaz de pasar tres horas de mi día libre haciendo una “cola alimentaria”, puedo pasar más tiempo en una “cola electoral” frente al centro de votación”.
Tengo la certeza de que esta reflexión de mi amigo de Guaremal es la misma que están haciendo los millones de venezolanos que se han visto obligados a dejar temporalmente sus ocupaciones de trabajo o familiares para salir a hacer las colas, bajo el riesgo de que los despidan o de que no puedan atender a un enfermo o a algún bebé que amerite atención especial; o de los que dedican su tiempo de descanso para hacer “turismo alimentario” cada fin de semana.
UN TANQUE PUEDE PASAR DE 4.85 A 169.5 Bs. El presidente Maduro luce “engatillado” con el aumento de la gasolina y aunque ya es una decisión tomada, pareciera que “tantea” recursos estratégicos para anunciarla en el momento más apropiado; por eso no sería sorpresivo que ponga a alguno de sus ministros del área económica a soltar esa impopular flatulencia en solitario o lo haga el mismo Maduro desde Miraflores, rodeado de todo el gabinete ejecutivo, el Comando Cívico Militar, los Jefes de los Poderes Públicos y la plana mayor del Gran Polo Patriótico; o en un acto masivo, con la presencia de los miembros de las Salas de Batalla, Las Patrullas, las Ubches, beneficiarios de las misiones, empleados públicos y los círculos armados, cuando la población esté más desprevenida (en plena Semana Santa?); y por tanto, me cuesta creer que se atreva, solito y en cadena nacional, a decirle a los venezolanos que un tanque de 50 litros de gasolina de 95 octanos que ahora nos cuesta 4.85 Bs podría subir a 169.5 Bs; porque si en este momento tiene un 20% de apoyo lo más probable es que baje al 10%; y es que según cifras oficiales de Pdvesa, actualmente producir un litro de este tipo le cuesta al gobierno 2.7 Bs y lo vende a 0.083 Bs; lo que significa que el subsidio genera una pérdida 27.83 veces por cada litro (12.500M$ anuales); pero la propaganda del gobierno apunta a “35 veces más”, con lo cual nos está diciendo que también está incluyendo el 30% de ganancia permitida por la Ley de Precios Justos; y por tanto, si la intención es equiparar los costos de producción con el precio de venta, un litro valdría 3.39 Bs y el tanque del ejemplo pasaría a 169.5 Bs; que representa un aumento del 3.500% respecto a costo actual.
OBAMA SE LA PUSO “PAPITA” A MADURO. No estoy en capacidad de conocer las razones por las cuales el Presidente de los Estados Unidos de América considera que la situación de Venezuela constituye una amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y política externa de Estados Unidos y que por ello declaraba una emergencia nacional para enfrentar esta amenaza; pero de lo que no tengo dudas es que esta impertinencia gringa hay que rechazarla de plano, así como la cubana, la china o la rusa; porque no se puede distinguir entre injerencias buenas o malas. Todas atentan contra la soberanía nacional. Tampoco tengo dudas de que está siendo aprovechada electoralmente por el gobierno nacional para recurrir a la tesis del “enemigo externo” en un momento en que el patriotismo y el nacionalismo lo pueden ayudar a reagrupar su resquebrajada base de apoyo natural a pocos meses de las elecciones parlamentarias, y por eso Obama se la puso “papita” a Maduro al darle argumentos para seguir especulando sobre temas que alejan la atención de problemas cotidianos; por eso lo esperando es que el oficialismo le saque el jugo por un buen tiempo; y si no se conociera la historia de conflicto diplomático entre los dos países, alguien pudiera creer que Obama es un gringo rojo rojito o que se fumó una lumpia.
CAMINAR Y MASCAR CHICLE. Uno de los mayores errores estratégicos de la alternativa democrática es que ha pisado “el peine” de permitir que el oficialismo le fije los temas de los debates nacionales; y está claro que al gobierno de Maduro le conviene sobreponer la agenda política a la económica y social para seguir polarizando la población, porque mientras los venezolanos nos “enganchamos” en las piruetas propagandísticas de Golpes de Estados inventados, conspiraciones fantasmagóricas o invasiones gringas, dejamos de pensar en que somos el país con la inflación más alta del planeta, el segundo con mayor índice de criminalidad, el de mayor escasez y con los servicios públicos más precarios; por eso considero que la Mud está en el camino correcto cuando a la par de centrar sus mejores esfuerzos en las elecciones parlamentarias, también tiene una línea de acción concreta en criticar la incapacidad de Maduro en resolver problemas cotidianos que tienen que ver con la calidad de vida de los venezolanos y en presentar propuestas para resolverlos.
Sergio Graffe