Que no venga Nicolás a decir que soy antipatriota, porque todavía no está claro cuál es su patria de nacimiento y cuál la patria a la que sirve, si a Cuba o a Venezuela. Yo afirmo que no tenemos nada que reclamarle a Obama por el decreto que él dictó de conformidad con las leyes que lo rigen, eso no nos perjudica, sino que nos beneficia como país.
Paciano Padrón
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En los 200 años de vida republicana hemos tenido gobiernos malos, algunos muy malos, y por supuesto regulares y solo algunos pocos que podríamos calificar de buenos. En muchos de los gobiernos malos se decía que el régimen de turno era de “pan y circo”, dando a entender que el Presidente daba pan al pueblo para que no se alborotaran y bastante circo para sacarlo de los problemas reales y llevarlo a un plano intrascendente, que en nada nos iban a proyectar como nación. Este de Nicolás, es sin hipérbole el peor que hemos tenido, en este solo hay circo, pan no hay.
Este régimen no solo ha destruido las instituciones republicanas y democráticas, sino que ha hecho que la miseria y el hambre se extiendan por doquier, que tengamos una economía en picada, donde todos los índices indican caída, siendo hoy Venezuela el reino de la inflación y la escasez, donde la ineficiencia y la corrupción baten olas y el enriquecimiento de los rojos llenan bóvedas de bancos en Andorra, Suiza, EE.UU. y mil plazas más, particularmente las de los llamados paraísos fiscales.
Pan no hay, y ahora lo digo de manera real, no metafórica. Bien sabemos de las colas y angustias para conseguir la harina de maíz de las arepas, pan nuestro de cada día, mientras que la existencia de la harina de trigo, por confesión angustiada de los panaderos, ya está por acabarse, el gobierno irresponsablemente no ha importado ni un kilo de harina de trigo en lo que va de año, alegando la conocida historia: dólares, no hay.
Lo que si hay es circo, y el último espectáculo, ahora en desarrollo, es el de los ataques, manifestaciones y recogedera de firmas y adhesiones contra Obama por el famoso decreto, lo que le ha servido para desviar parcialmente la atención, porque el hambre sigue apretando estómagos, y firmas no llenan anaqueles. Pero el hecho cierto es que el gobierno tira cohetes para uno y otro lado, monta circos y espectáculos para que dejemos de pensar en el pan que no hay, en los dólares que tampoco se encuentran, en la economía derrumbada, el desempleo, la inflación y, por supuesto, la delincuencia desatada y la destrucción de la República.
Que no venga Nicolás a decir que soy antipatriota, porque todavía no está claro cuál es su patria de nacimiento y cuál la patria a la que sirve, si a Cuba o a Venezuela. Yo afirmo que no tenemos nada que reclamarle a Obama por el decreto que él dictó de conformidad con las leyes que lo rigen, eso no nos perjudica, sino que nos beneficia como país. ¿Qué hizo Obama? Revocó o eliminó visa para siete venezolanos. Tiene derecho a eso, al hacerlo apegado a las normas estadounidenses, ya que cada Estado soberano determina qué extranjeros pueden o no estar y permanecer en su territorio. Lo otro decretado por el presidente de los EE.UU. es el congelamiento de las cuentas bancarias de esos mismos siete venezolanos, cuentas multimillonarias en dólares cuyo origen no está sustentado, todo parece indicar que proviene de la corrupción y el narcotráfico. Se trata de siete compatriotas funcionarios del gobierno o boliburgueses groseramente enriquecidos en los últimos años, sin que puedan justificar esos inmensos capitales de los que son “propietarios” o “testaferros” de funcionarios del régimen decadente.
Celebro ese congelamiento de recursos, y exijo como ciudadano venezolano que el gobierno estadounidense devuelva al Fisco de la República de Venezuela el congelado dinero proveniente de la corrupción, cuando haya retornado el Estado de Derecho a nuestro país y esos dólares ingresen a las arcas de la República para ayudar a la reconstrucción del país, hoy con la más alta inflación en el mundo, con el más alto nivel de corrupción y podredumbre y con el tercer más alto índice de homicidios y criminalidad.
Circo es lo que necesita Nicolás para tratar de flotar, no sé hasta cuándo y dónde. En esta historia del decreto de Obama lo único que lamento es que haya servido para el circo, para los gritos ante el mundo de que hemos sido agredidos por los EE.UU. Con Nicolás, solo circo, pan no hay.
