Dudo que en el planeta Tierra exista alguna institución o persona fuera de China, incluyendo organismos del Estado venezolano y altos funcionarios del gobierno nacional, que conozca con exactitud el monto de la deuda que ha contraído nuestra República con el país asiático durante el tiempo de “revolución socialista” porque a los 20 mil millones de dólares de este 2.015 hay que sumarle los de los años anteriores (se “sospecha” que podrían ser unos 60 mil millones en total) debido a que son negociaciones cuya característica fundamental es la falta de transparencia oficial; sin embargo, está claro que los varios viajes que ha realizado el Presidente Maduro por esas latitudes lejanas tienen el objetivo expreso de conseguir “dinero fresco” que le permita financiar actividades sociales y/o populistas a propósito de las elecciones parlamentarias del 6D; como los cinco mil millones de dólares que se acaba de traer en su más reciente periplo.
El agresivo y descontrolado endeudamiento ejecutado por los dos últimos presidentes venezolanos tiene al país en el borde de una quiebra financiera, a pesar de que estimaciones conservadoras ubican el ingreso por venta de petróleo en cerca de los 2 billones de dólares durante estos 17 años del “proceso” y el promedio del barril del crudo haya sido de 56.8 $/B, incluyendo el bajón de este año que lo tiene por debajo de los 40 $/B; pero esa bonanza petrolera fue despilfarrada por la ineficiencia y la corrupción generalizada y el Fondo Chino-Venezolano ha sido usado como una “tabla de salvación” para evitar la declaratoria formal de la bancarrota, como la que acaba de suceder en Grecia; aunque los efectos negativos y sus consecuencias socioeconómicas podrían ser similares en el plazo inmediato, si no se corrigen las contradicciones estructurales del actual modelo político, que se agotó y fracasó.
Lo poco que conocemos de los acuerdos chino-venezolanos es que se trata del propio negocio leonino en el que la mayor tajada se la están llevando los asiáticos, porque mientras nosotros colocamos nuestro petróleo como garantía de los préstamos recibidos en una especie de venta a futuro (sin importar la variación de los precios del barril); gran parte de los recursos que llegan a Venezuela son revertidos a China mediante el pago a empresas privadas y públicas por su “cooperación” en construcción de viviendas y ferrocarriles, en tecnología de celulares y en unidades de transporte.
La economía china es la segunda más poderosa del mundo, después de la de Estados Unidos, y aunque ha sufrido una leve desaceleración en su vertiginoso crecimiento de la última década, cualquier esfuerzo financiero no significa que se vaya a resentir a niveles de riesgo; pero el auxilio al gobierno de Maduro sí es de una importancia considerable, tomando en cuenta que “el repele” que no se revierte a la tierra asiática puede ser usado para tratar de campear el tsunami electoral que se le viene encima este 6D; aunque, como está demostrado, el problema de Venezuela no ha sido la falta de recursos sino la ineficiencia y la corrupción; y nadie puede asegurar que el dinero que acaba de aportar China no tenga el mismo destino que los préstamos anteriores; pero eso poco le importa a los chinos, porque en el “fondo” ese país nos tiene colonizados económicamente y mientras le paguemos con petróleo, no es su problema cómo se despilfarran los recursos que nos envían.
QUE BUSCA LA CONTRALORIA EN LA ALCALDIA?. Una fuente confiable me asegura que un equipo de auditores de la Contraloría General de la República tiene varios días instalado en la alcaldía de Guaicaipuro; y aunque los funcionarios han sido discretos en cuanto a la motivación y el alcance de su trabajo, no se descarta que sea una rutina administrativa como la hacen en otras alcaldía del país, sin denuncia previa; pero corre el rumor de que se trataría de una investigación puntual relacionada con la astronómica partida financiera que le asigno el alcalde Garcés a la Empresa Municipal de Servicios Públicos (Serviguaicaipuro, S.A) por un monto de 108.000.000,00 BF, que representa el 18.46% de los 584.915.272,05 BF del presupuesto total municipal; pero la misma fuente me afirma que en la ruta de esta auditoría está el tema del proceso de adjudicación del contrato a la empresa que “rehabilitó” la avenida Independencia, por 60.5 millones de BF o la intervención de los bulevares Bermúdez y Vargas, por 172 millones. No pude confirmar esta información, pero sería interesante que ante el silencio de la Contraloría Municipal y la mayoría de concejales del Gran Polo Patriótico sobre estos casos, los técnicos la Contraloría General de la República aprovechen que están allí y le metan “la lupa” para que elaboren un informe que determine si esos contratos fueron adjudicados de forma transparente; pero que lo hagan público, para evitar que los ciudadanos sigan pensando “cosas feas”.
CUANTOS VENEZOLANOS HAN SIDO VICTIMAS DE LAS COLAS?. El universo de estudio de la encuesta del Ivad a la que me refreí la semana pasada fueron los venezolanos mayores de 18 años inscritos en el Registro Electoral (unos 20 millones de electores) y al consultarle su opinión sobre las colas para comprar alimentos, el 88% afirmó que ha hecho cola alguna vez y el 12%, que no; pero al hacer la conversión de estos porcentajes en números de electores, resulta que 2.400.000 no ha sido víctima de este fenómeno mientras que 17.600.000 sí ha pasado por la humillación de sufrir hambre, frío, lluvia y sol para adquirir productos regulados o desregulados, como se ha observado recientemente; de los cuales 11.228.800 (63.8%) dijo que “me molestan las colas, pero las hago para poder comprar”. Por cierto que es fácil inferir que entre el 12% de los que jamás han vivido la terrible experiencia de hacer colas, están los “enchufados” del gobierno porque nadie ha visto a un funcionario oficialista perdiendo cuatro horas de su tiempo diario para comprar un paquete de harina precocida, leche o café; sea el presidente, ministros, gobernadores, alcaldes o concejales; y ante este acto de magia alimentario, uno se pregunta ¿cómo consiguen la comida? o es que la obtienen por los “caminos verdes”? (o mejor sería decir “por los caminos rojos”?
Sergio Graffe